¡Solo dos meses, y quedan!

Crónicas de la losa (IV)

Dos meses después de haber dado comienzo las obras, los impactos de las mismas van progresivamente en aumento y afectación para ambos márgenes de la M-30. Era previsible, dada la magnitud de tamaño despropósito. Pero es que además la actitud de los responsables de la obra es, por decirlo de una forma suave, poco empática con el vecindario, apropiándose del espacio público, eliminando algunas de las ya escasas  plazas de aparcamiento disponibles en el área con la finalidad de meter máquinas, camiones y vehículos privados del personal directivo.

Se han instalado casetas, como en el caso de la esquina de Ramón de Aguinaga, a un escaso metro de distancia con el edificio número 19, privando de la necesaria luz y aireación a las plantas bajas, siendo especialmente afectado el centro social Candelita. Además, se ha cerrado casi totalmente este espacio, permitiendo tan solo dos estrechos pasos a ambos lados, en un entorno abandonado por los servicios de limpieza.

Aparte de las molestias de ruido, el constante funcionamiento de un generador desde las 6:30 hasta las 21:00 ocasiona un serio problema de contaminación, especialmente en las viviendas que dan a la parte de Ramón de Aguinaga, teniendo que tener las ventanas cerradas y haciendo muy difícil la ventilación. Hay que destacar aquí que por la buena acción de un trabajador de la obra el generador fue alejado unos metros de la fachada, aunque esta distancia sigue siendo del todo insuficiente.

Hablando de contaminación, estamos recabando datos porque el trasiego constante de camiones, hormigoneras y vehículos por las calles aledañas, la perforación del suelo, la extracción de tierras y el incremento notorio de los atascos generados por el corte de carriles en la M-30 no creemos que hayan contribuido precisamente a mejorar la calidad del aire en un verano en el que hemos tenido que soportar de por sí unos niveles de ozono insalubres.

Sobre los atascos, éstos se han ido incrementado a lo largo de los días con la vuelta de las vacaciones y hay momentos en los que las retenciones comienzan desde el puente de Marqués de Corbera y es de prever que vayan en aumento. En cuanto a los ruidos, algunos vecinos de la zona de Antonio Pirala se han quejado de ruidos nocturnos en los meses de verano. Durante el día, los ruidos son continuos a ambos lados, pero cada vez que entran en funcionamiento las perforadoras adquieren unos niveles insoportables no solo para el descanso, sino también de forma importante al ejercicio de cualquier actividad profesional o económica.

Cabe destacar la afectación que está teniendo al tránsito por el puente de Ramón de Aguinaga, el cual ha sido ocupado en más de la mitad de su anchura por los responsables de la obra, impidiendo el paso a los transeúntes, que tienen que valerse de un espacio muy reducido en el que han de coexistir peatones, patines y bicicletas. Pero lo peor de atravesar el puente es tener que hacerlo sobre una superficie llena de orines e inmundicias que no han sido objeto de limpieza desde que comenzaron las obras.

Finalmente hay que hacer referencia a otras zonas afectadas como la plaza de América Española, con la alteración del tráfico y el movimiento peatonal, y el levantamiento de calzada y apilamiento de escombros que está poniendo en riesgo los olivos de la rotonda.


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