Los vecinos y la política europea hacia los refugiados

ROBERTO BLANCO / ÁFRICA MARTÍNEZ.

El acuerdo de este mes entre la Unión Europea y Turquía para devolver a los refugiados a este país ha llenado páginas de periódico y creado una enorme polémica en torno a lo que muchos han visto como falta de sensibilidad de nuestros Gobiernos hacia esta terrible crisis humanitaria. Como siempre, queremos saber qué piensan nuestros vecinos al respecto, y les hemos preguntado.



Para ir centrando el tema, hemos querido conocer en primer lugar su opinión general sobre esta crisis. Fernando Arribas la define con una palabra: “Tristísima”. Bernardo Samaniego la considera “el resultado de la invasión de estos países para expoliarles sus recursos naturales energéticos, debido a la incapacidad de los países invasores de negociar la compra de dichos recursos”. Amparo Herranz, por su parte, sostiene: “La opinión general es una falta de voluntad política. El problema está estancado, o mejor dicho, aparcado. Realmente, da la impresión de que el tema de los refugiados no es una prioridad para Europa. No solo no se está solucionando el problema, sino que se intenta reducir o eliminar expulsándolos, a la espera de que el tiempo o los acontecimientos les den la solución. Mientras tanto, miles de refugiados malviven y sufren entre la miseria, el abandono y la desesperación”. Isaac Rabaneda considera esta crisis como “Una lamentable e injusta situación por la que nadie debería pasar”.

Entramos en materia preguntándoles qué les parece la actitud europea y las últimas medidas tomadas al respecto. Fernando considera “nefasta” dicha actitud. Bernardo la define como “la de tirar la piedra y esconder la mano, eludiendo la responsabilidad en dichos hechos ante los resultados obtenidos”. Amparo opina: “La actitud europea es de cinismo, ya que da la impresión de que no quieren solucionar, sino evitar, el problema, tomando medidas que alargan aún más el proceso. Se pasó de una euforia primera de solidaridad, en la que los países se comprometieron a acoger a un número de refugiados, a una marcha atrás, escudándose en problemas de control y seguridad, agravados por los últimos atentados yihadistas que, indirectamente, les sirvieron en bandeja la excusa para no llevar a cabo su compromiso”. Isaac considera que “Europa no debería lavarse las manos y pasarle el muerto a otro país a cambio de dinero. Más empatía y menos escurrir el bulto”.

En cuanto a la actitud del Gobierno español ante este problema, Fernando la define como “pasiva y sumisa”. Bernardo la identifica como “la de la más total y absoluta cobardía, con grandes dosis de hipocresía e irresponsabilidad”. Amparo Herranz estima que “es interesada y de sumisión total a las ‘no decisiones’ de Europa; de inacción amparándose en que éste es un problema europeo y que estamos obligados a asumir las decisiones que se tomen conjuntamente en la UE. En realidad, a este Gobierno, ‘en funciones’ ahora y ‘desgobierno’ antes, nunca le ha importado el tema de los refugiados. Estos conservadores rancios confunden la caridad heredada de los principios del Movimiento con la solidaridad, y todo lo que no les atañe personalmente no les interesa”. Isaac, por su parte, cree que “Deberíamos ayudar más y asumir parte de la responsabilidad”.

Les preguntamos si piensan que las medidas adoptadas coinciden con el sentir general de la ciudadanía española y europea. Fernando confiesa que lo ignora. Bernardo es tajante: “No, para nada… Lo contrario sería de total complicidad con un Estado corrupto, violento, hipócrita e inhumano”. Amparo cree que “En la mayoría de los casos no, pero está claro que, tanto en la UE como en España, hay un gran número de ciudadanos que han votado a partidos de derechas que no se caracterizan precisamente por su solidaridad, más bien todo lo contrario, y tienen pensamientos xenófobos hacia ciudadanos de otras culturas y religiones. En el fondo, no luchan por la libertad ni la igualdad de la humanidad, aunque así lo aireen por quedar bien. Y, sin querer extenderme en el tema, las religiones o el uso que se ha hecho de ellas tienen mucha culpa. Pero estoy segura de que, si pudiéramos hablar individualmente con todos los ciudadanos, estarían de acuerdo en priorizar y resolver positivamente el problema de los refugiados”. Isaac quiere creer “que la mayoría pensamos diferente, y nos ponemos en su lugar”, en referencia a los refugiados.

Para terminar, les preguntamos por posibles soluciones al problema. Fernando: “La formación de un Gobierno democrático en Siria (necesariamente a la fuerza) que convenciera a los aliados de su actual gobernante y la inversión masiva de fondos para crear y mantener en el Medio Oriente centros de enseñanza (infantil, de oficios y universitaria), de servicios, infraestructuras y bolsas de trabajo (en puestos de distintos países europeos) para que los ciudadanos de esa región observen que parte de la riqueza tan desproporcionadamente repartida en el mundo también les llega a ellos desde Occidente. Se evitaría la radicalización de tantos jóvenes y los refugiados”. Bernardo: “Abandono de los territorios ocupados, ayudando a su reconstrucción como forma de reparación de semejante despropósito. Además de ayudar al avance y progreso en todos los ámbitos sociales, científicos y educativos de dichos lugares”. Amparo: “Dado que la UE es realmente una unión descafeinada, España podría tomar sus propias decisiones con respecto a los refugiados, por supuesto controlando la entrada, pero agilizando los trámites para ir acogiendo paulatinamente, al menos, a aquellos 18.000 a los que se comprometió”. Isaac: “Que los Gobiernos ayuden más, trabajando en equipo para tratar de reconstruir Siria y devolverlos a un país sin guerra y pacífico”.

 
Para la elaboración de este reportaje hemos contado con las opiniones 
de:

Fernando Arribas, 53 años, ingeniero de sistemas;
Bernardo Samaniego, 57 años, albañil, pintor y encofrador;
Amparo Herranz, 59 años, economista prejubilada;
Isaac Rabaneda, 36 años, dependiente de tienda.

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