Los vecinos y la ‘crisis de  los refugiados’

ROBERTO BLANCO / ÁFRICA MARTÍNEZ

La que ya se conoce como “crisis de los refugiados” es el tema más importante de la actualidad en términos humanos. Como siempre, nos interesa la opinión de nuestros vecinos.

Pedro Araque nos dice: “nos encontramos ante una crisis humanitaria que hacía mucho tiempo que no sufría Europa: miles de familias están huyendo de sus países sin nada, buscando vivir en un lugar en el que no peligren sus vidas o su dignidad. Solamente por el hecho de ser personas, tenemos la obligación moral de darles protección a la vez que impulsar a nuestros gobernantes a que encuentren soluciones”. Juan Luis González destaca “el absurdo de los límites fronterizos en el siglo XXI, globalizados para la ingeniería fiscal y la deslocalización de los procesos de producción, pero medievalizados para la migración”. Ana Valiente opina que “no es la primera crisis de refugiados que vivimos al lado de nuestras fronteras, y desgraciadamente no será la última. Si vivimos en un mundo globalizado, entonces los problemas también deben ser de todos. Por eso la respuesta debe ser internacional”. A Alicia de Mingo le suscita “indignación hacia los políticos, que reflejan mucha hipocresía en nuestra sociedad. Y mucha pena para toda esa gente”. Para Emilio Rodríguez esto demuestra “que las organizaciones internacionales no valen para gran cosa. Hasta no ver un niño muerto en brazos de un colaborador y una periodista dando patadas a un padre y un hijo no hemos tomado conciencia”.

Para Pedro, “ha quedado patente la falta de unión y coordinación de la UE en el reparto de cuotas de refugiados. Un punto a destacar es la gran cantidad de voluntarios y ONGs que se han volcado con los refugiados, lo que ha permitido comprobar cómo la sociedad se siente afectada por las desgracias que están sufriendo estas personas”. Para Juan Luis, la crisis “pone de manifiesto lo inoperante de nuestra estructura. En cuanto a la respuesta de ciudadanos y movimientos, ha demostrado una vez más el letargo institucional frente a la inmediata respuesta solidaria de la ciudadanía”. Ana opina que “los Gobiernos conservadores son menos dados a abrir las fronteras a personas que vienen sin nada. Afortunadamente, son los menos, porque hay otros Gobiernos que sí están intentando hacer lo que pueden, aunque siempre es menos de lo que nos gustaría. La solidaridad y la ayuda desinteresada de ciudadanos, movimientos sociales y ONGs está siendo un revulsivo para nuestros Gobiernos”. Alicia piensa que éstos “tenían que haber actuado antes, pero claro, ellos no tienen petróleo. Solo la gente de a pie ha respondido”. Emilio considera la actitud de los Gobiernos “maquillaje para tapar su inoperancia. Ahora se ponen medallas, cuando finalmente son los ayuntamientos los que están prestando asistencia”.

Preguntamos también sobre el origen de esta crisis, en el que está una guerra, lo que abre el debate sobre la exportación de armas. Pedro opina que “los intereses económicos suelen superponerse a los humanos. No conseguiremos evitar situaciones como éstas si no colaboramos para evitar los conflictos y apoyar a los países menos desarrollados”. Juan Luis sostiene que “la hipocresía de la ciudadanía asume esta bipolaridad sin caer en la propia responsabilidad. Hay que cambiar el enfoque hacia la solidaridad”. Ana apunta que “el origen está en la guerra, pero también en la ignorancia, el egoísmo, la violencia y un largo etcétera. Y sobre todo está en la ambición. Necesitamos ser más solidarios, inculcar a nuestros hijos que la violencia solo engendra sufrimiento”. Alicia insiste: “hay mucha hipocresía, pero la consentimos”. Y Emilio concluye: “España es una de las naciones que más armas ligeras vende. Amén de colaborar en algunos de los grandes proyectos de armamento, es un negocio que ‘no nos podemos permitir perder’”.