‘Todo lo que hago lo hago por vocación’

María Deisa Castellucci, abogada y nuestra ‘Vecina del Mes’ de abril

Y en abril les presentamos a la abogada María Deisa Castellucci, de procedencia italiana y madre de dos hijos. Se licencia en la prestigiosa Universidad de Bolonia y en Madrid cursa en el Instituto Superior de Derecho y Economía (ISDE) el Máster en Abogacía Internacional. En 2015, y tras colaborar con prestigiosos bufetes, pone en marcha y dirige su propio despacho, Castellucci Abogados, especializado en derecho penal, bancario, laboral, familiar, civil, accidentes de tráfico y extranjería, que ha conseguido consolidarse como estudio jurídico de referencia en la ciudad de Madrid. Uno de sus casos más conocidos ha sido el logro de indemnizaciones para los afectados de la estafa realizada por Carlo Costanzia, hijo mayor de Mar Flores.

En sus palabras, ¿quién es María Deisa Castellucci?

María Deisa Castellucci es una mujer luchadora, originaria de Colombia. Fui adoptada con ocho años de padres italianos. Desde muy pequeña entendí la suerte que había tenido y que Dios me había dado la posibilidad de tener una vida mejor, ¡y mi reto fue conseguirlo!  Luché para aprender el italiano y para aprender a leer y escribir, porque con ocho años nunca había ido al colegio antes, pero no me importaba si tenía que estudiar más horas que los otros niños, si tenía que esforzarme más: solo me sentía agradecida por esa oportunidad y no quería desaprovecharla. Desde muy pequeña mi vocación fue la abogacía, sentía que mi profesión tenía que estar enfocada en ayudar a las personas, y ése fue el objetivo y la dirección fijada en mi brújula hasta que conseguí hacerlo realidad.

De su trayectoria profesional, ¿de qué momentos guarda los mejores recuerdos?

Ir a la Universidad de Bolonia (la universidad más antigua al mundo, fundada en 1088) fue para mí uno de los mayores logros, y diría que la época de la que guardo los mejores momentos, no solo por todo lo que aprendí sino también por las grandes amistades que surgieron y con las que a día de hoy aún sigo en contacto.

¿Y cuál ha sido el mayor reto?

Sin duda el mayor reto en mi vida fue tener que igualar mi nivel de instrucción a niños que ya tenían varios años de estudios más que yo y que además hablaban italiano. Yo tuve que esforzarme mucho y renunciar a algunas cosas, como más tiempo para jugar o relacionarme con niños de mi edad, porque pasaba muchas horas formándome. Mis padres adoptivos nunca me presionaron para hacerlo, era yo quien quería porque mi objetivo era llegar a ser alguien.

¿Qué es lo que más le satisface de su labor?

Amo mi trabajo. Todo lo que hago lo hago por vocación y, sobre todo, lo que más felicidad me da es ver que mis clientes lo valoran y que de alguna manera he mejorado sus vidas. Obviamente hay casos más difíciles que otros, pero dedico el mismo esfuerzo y cariño a cada uno de ellos. Para mí no existen los domingos y festivos, ¡siempre estoy disponible para atenderlos en caso de urgencias!

¿Cómo ve el panorama jurídico en Madrid?

El jurídico en Madrid es, sin duda, un sector de muchísima competencia, con un nivel elevadísimo no solo en cantidad, sino también en calidad en sus competidores. Abrirse paso en la abogacía en Madrid es harto complicado. Requiere una dedicación casi exclusiva y un amor por la profesión, que no es apta para cualquiera. Pero como comentaba, es a la vez una profesión altamente gratificante cuando se hace bien el trabajo, y puedes ver cómo consigues afectar en la vida de los demás. Yo me siento muy afortunada, porque tengo mucho trabajo y espero que así siga siendo.

¿Proyecto o proyectos en los que participa actualmente?

Ahora mismo mi proyecto es el doctorado: me gustaría hacerlo con mención internacional, pero con dos niños es muy difícil y estoy valorando opciones. Desde luego, ya he empezado los trámites para poder hacer realidad también este proyecto y quizás más adelante poder dedicarme a formar a futuros juristas.

Para terminar, ¿cómo es su relación con el Distrito Salamanca?

Cuando llegué a España buscaba un barrio tranquilo, elegante y familiar donde hubiera todos los servicios, y cuando conocí el Barrio Salamanca me enamoré de él. Llevo viviendo en este barrio ya 14 años, y aquí tengo todo mi núcleo vital y laboral, ya que también tengo mi despacho.


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