La violencia no es natural en el ser humano

La violencia no es natural en el ser humano, sino un estadio de su desarrollo. El concebir a otros como enemigos a dañar o eliminar pertenece a la infancia de la conciencia. Es posible lograr instalar una configuración de conciencia no violenta. Pero solo una sentida admisión de la inconveniencia de la violencia puede abrirnos las puertas internas para liberarnos de ella.

La reconciliación ante la violencia sufrida no puede ser solo paliativa (atenuante); también debe ser preventiva, eliminando las raíces que la violencia haya echado en nuestro interior. Se deberá progresar más allá de una actitud dialéctica y reactiva, para instalar una actitud intencional que supere la violencia en función de algo más grande y elevado.

Si verdaderamente odias a tu enemigo, deberás reconciliarte con él. Lo harás porque él te daña y te vence con esa violencia que dejas crecer en ti y te carcome. Deberás decidir quién gobierna de hecho tus acciones, y no podrás seguir permitiendo que tus enemigos dicten las condiciones en que vives. Lo harás también porque tu sentido de vida, querido con mucha más fuerza que tu odio, es incompatible con el resentimiento y la venganza. Y el primer paso para vencer a tu enemigo será hacer algo para que pierda el carácter de tal.

Ya en el orden social, hay quienes buscan amparar su violencia en los ideales que dicen defender para los demás. Combaten la violencia con una violencia que no es solo física. Sin embargo, ningún cambio o construcción social o cultural son interesantes, ni tienen mayores posibilidades de desarrollo, si están fundados sobre la violencia, sobre actitudes primitivas reactivas o revanchistas. Las mejores causas no son las que necesitan de, o se complacen en, la humillación o la eliminación de los que se conciben como enemigos.

El reconocer y erradicar la violencia en nosotros mismos cambia radicalmente tanto la concepción como la metodología de todo cambio social al que se aspire. No habrá verdadero cambio social sin cambio interno, y tampoco servirá postergar uno pretendiendo realizarlo después de haber logrado el otro. Esto es tan ingenuo como el creer que los eventos del mundo externo están disociados del mundo interno.

Todo lo referido a la violencia en lo personal y lo interpersonal también se aplica por analogía y extensión a los conjuntos humanos.


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