‘De la roca al museo’, arte prehistórico en el MAN

La exposición podrá visitarse hasta el 31 de julio

En 2021 se cumplen cien años de la realización de una exposición pionera a nivel mundial sobre el arte rupestre prehistórico, que tuvo lugar en España. Quizás no todos los centenarios merezcan ser recordados ni reconocidos, pero la exposición de Arte Prehistórico Español de 1921 es uno de los hitos originales en la valoración universal que hoy se hace de las que podemos considerar las primeras manifestaciones artísticas de la humanidad. Y este valor ha sido reconocido por la UNESCO con una larga relación de sitios a todo lo largo del mundo.

España es uno de los países con mayor número de sitios declarados en este campo. Desde la declaración pionera de la Cueva de Altamira (1985), después ampliada a muchas de las cuevas con arte paleolítico de la cornisa cantábrica (2008), pasando por la enorme lista de sitios del arco mediterráneo con abrigos de arte levantino y esquemático (1998), completado con la declaración transfronteriza formada por el Valle del Côa en Portugal (1998) y la zona salmantina de Siega Verde (2010), hasta la muy reciente declaración del Paisaje cultural del Risco Caído y montañas sagradas de Gran Canaria (2019).

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Conmemoración de una muestra de hace un siglo, pionera a nivel mundial,
que supuso un hito en la valoración de los orígenes del arte
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Y en buena medida todo ello comenzó hace un siglo con su primera presentación para un público general, saliendo del estrecho círculo de especialistas al que el arte prehistórico se encontraba reducido hasta entonces, en una exposición en las salas del antiguo Museo de Arte Moderno, en el edificio que hoy comparten la Biblioteca Nacional y el Museo Arqueológico Nacional, del trabajo que dos grupos de investigadores llevaban casi dos décadas realizando en diferentes regiones de España. Y fue éste un trabajo internacional, iniciado por un equipo francés, financiado por el príncipe de Mónaco a través del Institut de Palèontologie Humaine, establecido en París, y que contó con figuras ya reconocidas internacionalmente como Emile Cartailhac o el abate Henri Breuil, a los que no tardaría en unirse el, entonces aún joven, sabio alemán Hugo Obermaier. En poco tiempo en España se crearía una primera generación de investigadores en este campo, agrupados en la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas, creada bajo los auspicios de Santiago Ramón y Cajal como presidente de la Junta de Ampliación de Estudios y que contaría con la presidencia y el sostén del marqués de Cerralbo.

De la sinergia de estos dos grupos de investigación, y con el concurso de la Sociedad Española de Amigos del Arte, que agrupaba en aquella época a buena parte de la elite social y cultural española, surgió la idea y la realización de una exposición tan novedosa como lejana a sus intereses habituales en el mundo de las bellas artes y de las artes decorativas. La presente exposición es una conmemoración de ese evento fundamental en el estudio del arte rupestre prehistórico, de la valoración de los orígenes del arte en definitiva, pero también una forma de contar una evolución por la que hemos seguido transitando hasta la actualidad y sin duda seguiremos haciéndolo en el futuro, reflexionando sobre cómo podemos integrar el arte en el discurso del museo y hacer comprensible su valor y su significado a nuevas generaciones de visitantes.


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