LA GRAN CRUZ PARA LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA MADRILEÑA SON LOS ACTUALES GOBERNANTES DE LA COMUNIDAD DE MADRID

“La Comunidad de Madrid entregará un diploma a 650.000 niños de la Región como acreditación y reconocimiento tras ser galardonados con la Gran Cruz de la Orden del Dos de Mayo por su conducta ejemplar al servicio de la sociedad durante la pandemia”, de esta manera empieza la redacción del comunicado publicado por la Comunidad de Madrid en su página web. Desde la FAPA Francisco Giner de los Ríos consideramos que nuestros hijos e hijas se merecen eso y mucho más, algo que no han tenido por parte de la Administración Regional: inversión, previsión y planificación responsable. Desde la FAPA hemos solicitado en reiteradas ocasiones legislar con la mirada puesta en la infancia, algo que ha brillado por su ausencia. No se ha garantizado el cumplimiento de los derechos de los niños y niñas, a pesar de ser firmantes como país de la Convención de los Derechos del niño desde 1989, y se han dejado al descubierto derechos fundamentales como pueden ser la inclusión, la alimentación o el derecho a una vivienda digna. Nuestros hijos e hijas reciben un reconocimiento que merecen, pero recibir un diploma es insuficiente, no compensa en absoluto las carencias y la desidia de la Administración regional hacia los niños, niñas y jóvenes. Familias en situación vulnerable que han tenido que sufrir en plena pandemia que, ante la necesidad de alimentar a sus hijos estando en paro o en ERTE, se les ofreciese por parte de la Comunidad de Madrid pizzas y sandwiches. Menores que en algunos casos cayeron enfermos por esta “comida” insana mantenida durante dos meses seguidos. Más de 1.700 niños y niñas siguen en la Cañada Real sin luz, pasando penurias, viviendo en unas condiciones infrahumanas, han soportado la borrasca Filomena con unas temperaturas gélidas. Pues bien, estamos finalizando abril y la situación sigue igual, incluso peor, pero no pasa nada, la Comunidad de Madrid les enviará un diploma que, por cierto, tendrán que descargar en su centro educativo, si tiene recursos para imprimirlo, porque en sus hogares no hay conectividad ni ordenador. Según la Consejería de políticas Sociales, Familias , Igualdad y Natalidad, la Comunidad de Madrid tiene a su cargo 3.709 menores, de ellos 2.637 (71%) son de nacionalidad española, 1.072 (28,9%) tienen nacionalidad extranjera. De estos últimos, 269 son menores no acompañados, chicos y chicas indefensos que viven sin familias y sin hogar, sometidos injustamente al discurso del odio sin una Administración que dé la cara y salga en su defensa. Para ellos no hay diploma ni mención que valga. 

Los niños, niñas y jóvenes madrileños no son de acero inoxidable, señora Ayuso, son seres humanos que merecen todo nuestro respeto y atención. Sus derechos son nuestras obligaciones y su gestión no ha estado a la altura. El sufrimiento de la infancia, en uno de los peores momentos que ha vivido nuestra sociedad, merece de una dedicación exclusiva y extraordinaria que ustedes no han llevado a la práctica. En diciembre ustedes decidieron, de manera unilateral y haciendo caso omiso a la Comunidad Educativa, no renovar los contratos de los Refuerzos Covid en los centros escolares, alegando que no era un motivo económico, porque sí podían afrontar ese gasto, sino que consideraban que no era necesario mantener este apoyo en plena pandemia. Los resultados académicos han empeorado, el alumnado ha necesitado y necesita la atención de dichos refuerzos, pero no es problema, les van a mandar un diploma a los estudiantes para decirles lo solidarios, responsables y valientes que han sido. Entregar este reconocimiento en plena campaña electoral es un acto que puede interpretarse como un acto político en busca de votos, señora presidenta. Los niños y niñas madrileños no deben utilizarse como herramienta partidista, deben quedar al margen del marketing electoralista; está jugando con el mayor tesoro que puede tener un ser humano. Nuestros hijos e hijas no están a la venta. Las AMPA lo están diciendo bien claro y así hacen constar que “se ha demostrado, con creces, que la infancia fue la última prioridad en la gestión de la pandemia” El alumnado a partir de 3º de la ESO ha tenido que soportar la semipresencialidad, causando auténticos estragos en su vida tanto a nivel académico como emocional. Hay Comunidades que han ido retomando la presencialidad, Madrid no. Por cierto, para ellos no tienen previsto enviar diploma, parece que quedan fuera de lo que ustedes consideran un ejemplo de esfuerzo y valentía. ¿Hablamos de la construcción por fases y los cientos de niños que han tenido que convivir entre obras durante más de 10 años, en algunos casos, con lo que ello supone? ¿Hablamos de la lista de espera existente para atender, desde los equipos de orientación?, equipos que incluso llevan una década sin incrementar plantilla y atendiendo a más de 1.500 alumnos/as por orientador, cuando los organismos internacionales recomiendan que sea de un máximo de 250 alumnos/as por profesional. ¿Hablamos sobre cómo solucionar que Madrid sea la ciudad más segregadora de Europa? Señora Ayuso, un cargo como el suyo requiere de una gran responsabilidad; maquillar estas situaciones con la entrega de un diploma no es serio. Es necesario trabajar para garantizar “el interés superior del menor”. Hay que garantizar la equidad, la inclusión y la igualdad de oportunidades. Es necesario gobernar para todos y todas, defender al más vulnerable y no dejar a nadie atrás, porque ahí radica la verdadera libertad, en garantizar unos servicios públicos de calidad, garantizar los derechos de toda la ciudadanía y no sólo los privilegios de unos pocos. Bienvenida sea la Gran Cruz de la Orden del Dos de Mayo, si con ello lo que se quiere realizar es un verdadero acto de petición de disculpas al alumnado que les ha soportado.

Para hacerlo realidad, el nuevo gobierno que salga elegido el próximo 4 de mayo tendrá que limpiar, fijar y dar esplendor a un sistema educativo público madrileño que, durante algo más de 20 años de políticas neoliberales, ha ido cayendo poco a poco en desgracia hasta tal punto de haber normalizado situaciones tan insostenibles como la falta de democracia y participación. Si ese acto de arrepentimiento no se produce, la gran cruz para la infancia y adolescencia madrileña seguirán siendo los gobernantes de la Comunidad de Madrid y sus políticas en materia educativa y de infancia. 

 


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