cALMA, por Mónica Pascual (en Espacio 75)

“La esperanza jamás se pierde.
Los malos tiempos pasarán.
Piensa que el futuro es una acuarela y tu vida un lienzo que colorear…
que colorear…”

Aquarela – Toquinho (1983)

 

El pasado 12 de febrero inauguraba Espacio 75 (Pilar de Zaragoza, 75) su primera exposición temática, cALMA, a cargo de la artista Mónica Pascual (Villamuriel de Cerrato, Palencia).

Desde el gran ventanal de Espacio 75 el estallido de color que nos aguarda en su interior invita a entrar desde un primer momento.

Traspasas la puerta, y delante de ti un cuadro: “la magia existía, era yo”, a su derecha una escultura que mantiene un difícil equilibrio y a sus pies un juego de letras que componen c A L M A.

La orquestación y disposición del material de Mónica Pascual, a cargo de Gema Guaylupo (Espacio 75), aporta constelaciones de unos cuadros llenos de gran delicadeza y profusión de color, una abstracción lírica y una sensualidad espacial que inunda todas sus paredes.

Las esculturas reflejan equilibrio, en ocasiones paradójico, donde ritmo – forma y color facilitan su consecución…

Citemos uno de los que más me gusta: ”Me das tranquilidad”. Se trata de “acrílico, sobre papel Fabriano, 100% algodón de 640 gramos”…Sus dimensiones, 62 x 76 centímetros... Comentarles que en si el material ya es fascinante, saber que utiliza un papel que se creó en 1264 y está hecho a mano. También valorar que el uso del acrílico permite que disfrutemos de unos colores brillantes, puros e intensos…

Pero, esa es la materia, lo corpóreo…

Pero acompañando esos carmín talo, esos amarillos de cadmio…Leemos: “Cuídate mucho”, “Ámate más fuerte”, “Me gusta sentirme”, “Me quiero vivir”…

Quiero traer a la memoria que este mes de marzo 2022 hará ya dos años del Estado de Alarma. Quizás estas palabras con las que nos obsequia Mónica era lo que más necesitábamos decirnos y que nos dijeran en momentos tan duros y tristes…

Tengo muy claro que nos quiere proponer en su acto de pintar un reflejo de lo que nos dice su corazón, dirigiéndose al nuestro. Cuando miramos sus cuadros escuchamos ahí dentro, en nuestro interior, donde halló su salvación y donde podemos reencontrarnos.   

Y no tengo duda alguna, ella misma reconoce que considera que se expresa mejor por su obra más que en persona…

Pero permítanme retroceder en el tiempo, a Villamuriel de Cerrato, su localidad natal, ceñida entre el Canal de Castilla y el río Carrión. Allí, de pequeña ya tenía claro lo que deseaba…

Y desde allí podemos trazar un recorrido de su línea vital, siguiendo el curso del Carrión y la carretera vieja hasta Palencia, hasta llegar a una rotonda, situada en el camino de La Julia.

Allí encontramos una escultura que ejecutó ella misma [El Paseo, abril 2002] formada por tres figuras: una niña, un hombre y encabezando el grupo una mujer decidida que parece guiar a su familia para adentrarse en la vieja ciudad castellana…

Prosigamos, lleguemos a la Escuela de Artes de Palencia lugar donde aprendió y cuyo director Luis Alonso, también ejerció como su maestro. De él – afirma Mónica - aprendió que era necesario tener mucha disciplina (porque todo el mundo quiere ser un genio desde el principio cuando la obra debe ser lenta, trabajada y estudiada); que las obras que nunca se terminan, que siempre las abandonas en ese intento de alcanzar la perfección…Sin duda perpetuando aquel non finito que ya definiera en el propio Vasari hace siglos…

Mónica sigue los pasos de su maestro, viene como él vino, a Madrid a la Escuela de Artes Aplicadas de “La Palma”. También conocemos que comienza una tesis acerca de la relación espacios pictóricos y arquitectónicos…Pero la deja inacabada.

Así pues, podemos afirmar rotundamente que lo sabía todo en su oficio.

Me era necesario supieran todo esto, dado que por lo general toda Mujer cuando decide ser Madre sufre un Confinamiento o Privación que le hace apartar desde lo innecesario hasta lo vital…

Si el trabajo creativo es lo que te tiene vivo, si es lo que te hace ilusión, para Mónica significa que sin el muere parte de ella…

Crea un viejo cuaderno o diario donde anota sentimientos negativos durante toda aquella Privación. Pero en ese recorrido vital descubre que la maternidad le aporta algo especial, que la magia es posible, que puede ser ella misma...

En febrero de 2021 crea en su propia casa su Taller. Desde entonces ha preparado, sellado, barnizado, taladrado y pintado sin parar. Le encanta la pintura mural, la pintura sobre lienzos situados sobre mesas de ping pong o de billar, explora colores que antes no hubiera deseado aplicar con su anterior paleta (mas templada).

Y recupera aquel viejo diario, y transforma los pensamientos negativos en los reflejados en los cuadros.

Espero disfruten del trabajo de Mónica hasta el próximo 2 de marzo en Espacio 75. Ella misma siente que era el lugar idóneo para exponerlo, valorando que más que una galería al uso considera es su casa. No es la primera artista que reconoce dicho sentimiento al respecto del trato dispensado por Gema y Pablo.

Gracias Mónica.


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