HISTORIAS DEL DISTRITO. Mariano Benlliure

“Lo ideal, sentido con profundidad y expresado con belleza: he ahí el arte.” 
Emilio Castelar

 

En verano siempre apetece pasear al anochecer, alejándose de las horas caniculares. Estos paseos a veces permiten conocer nuestra ciudad y nuestro barrio desde otra perspectiva. Así pues, paseando por la calle Alcalá y al pasar por la esquina de Fernán González recordé los cines Benlliure (1954).

En Alcalá 106 ahora nos queda un centro de venta perteneciente a una cadena de todo tipo de artilugios de electrónica. Ya no queda ni rastro ni del letrero de la parte superior del edificio ni del de la marquesina. Tan solo quedan en la entrada dos columnas forradas de mármol verde, y en el suelo del recibidor el mosaico dedicado a las artes escénicas. Recuerdo con nostalgia venir y ver muchas películas. Sin embargo, volveré a hablarles de la grandeza de este cine de barrio en otro momento.

Lápida conmemorativa dedicada a los hermanos Álvarez Quintero.

 

Si proseguimos por la misma acera, en la esquina con Goya nos encontramos con una escultura de Goya (Rosa Ibáñez, Víctor Ochoa y Alberto Sánchez; 1998). Se trata de la quinta escultura dedicada al gran pintor aragonés. La primera (1902) la hizo Mariano Benlliure, que primero se instaló en el paseo de Fernán Núñez del Retiro y después (1905) se trasladó el cruce de Goya con Velázquez, quedando finalmente ubicada (1946) ante la puerta de Goya del Museo del Prado.

Mariano Benlliure Gil (Valencia, 1862 - Madrid, 1947) legó a Madrid gran parte de su obra. He de manifestarles que sin la obra de Benlliure (al igual que Miguel Blay y Agustín Querol), a pesar de las magníficas obras de otros artistas diseminadas por ella, sería otro Madrid. Particularmente me gustan la estatua ecuestre dedicada al general Martínez Campos (1908) en El Retiro; los tres panteones dedicados a Sagasta (1904), Canalejas (1915) y Dato (1928) de mi adorado Panteón de los Hombres Ilustres (calle Julián Gayarre, 3) y una estatua dedicada a Castelar (1908) situada en medio de su glorieta y en el tránsito de la Castellana. Así pues, partiendo desde esta glorieta, que con o sin permiso la hago formar parte de nuestro barrio, les ofrezco el legado de Benlliure en el Barrio Salamanca.

Monumento a Emilio Castelar.

 

El conjunto dedicado a Castelar, ubicado donde estuviera la Fuente Castellana, fue realizado gracias a una suscripción popular (mil Ayuntamientos, colegios de abogados, cámaras de comercio… e incluso suscriptores de México, Argentina, Francia e Italia) que favoreció se erigiera dedicado a quien fuera uno de nuestros grandes políticos. Se nos muestra representado con esa vehemencia y energía que le caracterizaron. Tiene a un lado, a la mitad de una escalinata, quietos y deleitándose, escuchándole, dos de los más grandes oradores de la antigüedad: Cicerón (Roma) y Demóstenes (Grecia); y al otro, subiendo otras escalinatas, un obrero (fábrica), un soldado (ejército) y un estudiante (escuela, universidad). Y una alegoría de la Verdad (algunos dicen que es la Inspiración y otros la Elocuencia) a sus pies.

En la parte posterior, en un nivel medio, tiene cañón y un artillero, un alto relieve dedicado a la campaña por la abolición de la esclavitud en nuestras antiguas colonias donde se lee “Levantaos, esclavos, porque tenéis patria” en letras de oro.

Coronan el conjunto tres figuras femeninas: Libertad, Igualdad, Fraternidad. Este lema fue suprimido en 1941 y restaurado durante la Transición.

Es difícil apreciarla con detalle, dado que el tráfico rodado impide acercarse; tan solo cuando se organizan carreras populares puedes pasar a su lado y disfrutarla.

Si proseguimos, a pocos pasos tenemos una lápida de mármol gris de Italia conmemorativa a los hermanos Álvarez Quintero (1945), en la calle Velázquez 76. Allí vivieron ambos.

Mariano Benlliure junto a la talla del Divino Cautivo, retratado por Campúa.

 

Y en el Colegio de los Calasancios, la talla del Divino Cautivo (1944) en General Díaz Porlier 58 para la Real Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús el Divino Cautivo. Mariano Benlliure fue fundador de dicha cofradía y hermano mayor. Esta escultura sale dos veces en Semana Santa (Jueves y Viernes Santo) y es llevada en volandas.

Cristo maniatado presentado ante Pilatos, vestido con una sencilla túnica blanca, a tamaño natural. Coronado con tres potencias de plata. Mide 183 centímetros, elaborada en madera de nogal. Es reseñable la capacidad del artista para representar la complexión corporal, un rostro y mirada impresionantes.

Esta obra la elaboró en su taller (1910-1947) de José Abascal 59, en Chamberí. Testimonio de ello, la fotografía magnífica de Campúa.

Les deseo disfruten de ellas en este año conmemorativo “Mariano Benlliure. El placer de esculpir”, 75 aniversario de su fallecimiento, que organiza el excelentísimo Ayuntamiento de Madrid ayudado por la Fundación Mariano Benlliure y la Real Academia de las Artes de San Fernando.


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