Las Urgencias, pronóstico grave

Hace dos años y medio, en marzo de 2020 (al inicio de la pandemia), la Consejería de Sanidad decidió cerrar los 37 Servicios de Urgencias de Atención Primaria (SUAP) de la ciudad. Fue una decisión bastante polémica, por no decir desafortunada, más con el colapso de las Urgencias hospitalarias que vino después, situación que todos recordamos. Las protestas de profesionales y usuarios de la sanidad han sido constantes desde entonces exigiendo su reapertura, pero ello ya no resultaba fácil para la Consejería, ya que había ido utilizando al personal de los SUAP en los distintos “platós” que fue organizando: primero en el hospital de campaña montado en el IFEMA junto con personal de los centros de salud, después para la campaña de vacunación en el Palacio de los Deportes y en el Wanda, y finalmente en la nave Isabel Zendal (no puedo llamar a eso “hospital”: de pequeño me enseñaron que mentir está muy feo), aquí con amenazas de no volver a ser contratados si rechazaban el traslado.

Como el clamor por la reapertura de los SUAP ya es bastante notorio, y el dislate de mantener cerrado un servicio de utilidad y necesidad probadas (las cifras cantan) resulta cada vez más evidente, el Gobierno de la Comunidad se ha visto obligado a reabrirlos. Pero cambiándolos de nombre, como si fuera una reforma que estuvieran planificando: ahora se llaman Puntos de Atención Continuada (PAC), unificando los SUAP de la ciudad con los Servicios de Atención Rural (SAR) del resto de la comunidad.

Recuerden: la plantilla de los SUAP ya se ha recolocado. Aparte, la sanidad pública madrileña arrastra un déficit histórico de personal, fruto de años y años de recortes. Ítem más: este mismo año se ha despedido a 6.000 sanitarios con “contrato COVID”, y en ningún momento la Consejería ha mostrado disposición para contratar gente, pese a las reivindicaciones en este sentido de usuarios y profesionales. Ahora se ven obligados a reabrir las Urgencias no hospitalarias, pero no tienen personal para ello. ¿Cómo hacerlo? Y entonces a alguien se le ocurre la ideaca: “las unimos todas y usamos la plantilla de los SAR para repartirla por los PAC”. Atentos: la plantilla de 40 centros para cubrir 80, ¿qué puede fallar?

Pues todo, empezando por el “hecho llamativo” de que necesariamente va a haber la mitad de la plantilla necesaria, y también centros de urgencias sin médico, porque no hay para todos. Y que recolocar de forma masiva plantillas de las diferentes poblaciones (que tenían su vida organizada allí), más si es de un día para otro como ha sido el caso, no podía sino acabar en desastre: renuncias, bajas, descontrol, trasiego de úbers para intentar paliarlo (sería interesante echar un vistazo al gasto en úbers esos días, por cierto).

Así que ya ven, la huelga convocada en las Urgencias no hospitalarias tiene toda la lógica: esta situación no puede seguir así. Y la sanidad madrileña tampoco. Por cierto, el domingo 13 de noviembre, a las 12:00, habrá una gran manifestación en Madrid, en la que está prevista la salida de cuatro columnas desde los cuatro puntos cardinales, con confluencia en Cibeles. La columna Norte partirá de Nuevos Ministerios, la Oeste de Ópera, la Este desde el Hospital de la Princesa y la Sur desde Atocha. El lema: “Madrid se levanta por la sanidad pública contra el plan de destrucción de la Atención Primaria”. Sobran motivos para asistir.


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