El gran espectáculo de las elecciones

ROBERTO BLANCO TOMÁS.

Ya queda muy poco para las elecciones del 26J, y de momento todo marcha según lo previsto. Estos meses “los políticos han seguido a lo suyo”: haciendo cuentas, buscando alianzas, señalando cuando éstas no fructifican a los otros como culpables, tirándose los trastos a la cabeza, jugando al miedo para destacar lo inútiles o perversos que son sus adversarios… De todo menos decir algo concreto acerca de los problemas que preocupan realmente a la ciudadanía y lo que van a hacer para intentar resolverlos. Y destaco lo de “concreto” porque vaguedades sí se dicen unas cuantas, pero más bien suenan a palabras y más palabras para conseguir el voto, sin ninguna certeza de que a la hora de la verdad esas palabras se conviertan en realidad. E incluso esto cada vez menos: prueben a abrir un periódico y repasar los titulares; comprobarán que la mayoría corresponden a la lista que les hacía más arriba.



A lo mejor es que piensan (unos y otros: los políticos, los asesores, los grandes medios de comunicación… El IBEX 35, que es quien tiene “la pasta”…) que eso es realmente lo que queremos (o debemos) ver y oír. La política como gran espectáculo de masas; “consumir” los debates, las intervenciones y las declaraciones ante las cámaras como quien contempla un combate de boxeo o una carrera de motos, con toda su emoción y toda su parafernalia… Un gran circo para el que tenemos reservada plaza en nuestro mejor sillón, frente a la tele.

Pero yo no creo que esto sea lo que más le interesa al “españolito de a pie”. Es un espectáculo, y como tal lo consume, pero sus intereses van más por otro lado; más en el mundo en que viven, y no en el universo paralelo que parece habitar la clase política. Y es que basta una mirada a nuestro alrededor para darse cuenta de que la cosa no es precisamente idílica. En nuestra sociedad hay 3.891.403 personas desempleadas, lo que cualquier observador serio consideraría un fracaso del sistema. La corrupción se extiende de telediario en telediario, afectando a todas las formaciones que han “tocado” poder, de forma proporcional a la cantidad de poder que han “tocado”. La pobreza se ha convertido en algo cotidiano, que incluso se ha extendido a nuevas capas sociales: cada vez hay más personas que tienen un trabajo y aun así viven bajo su umbral.

¿Qué percepción tenemos de todo esto? Pues según datos de Metroscopia, un 92% de los españoles estima que hay “mucha o bastante” desigualdad económica en España, un 72% cree que el empobrecimiento de nuestra sociedad va a durar mucho, un 70% piensa que el paro “va a seguir igual o incluso subirá”, y un 80% considera que el coste de la vida está subiendo. Desde luego, éstas son las cosas que nos preocupan, y no si la alianza entre Fulanito y Zutanito es más o menos estable, si Menganito es un populista o un representante de “la casta” o si en Venezuela patatín y patatán… Los problemas de nuestra sociedad son los que son, y son nuestros. Así que no nos queda otra que ser nosotros mismos parte de la solución, pues no creo que vaya a venir un mago a hacerlos desaparecer con una varita mágica.

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