Escucha activa del paciente

HOSPITAL Nª Sª DEL ROSARIO. Marzo 2019.

Si una característica define a quienes desarrollamos nuestra tarea diaria en el Hospital Nuestra Señora del Rosario, ésa es la del empeño y el esfuerzo por humanizar la asistencia sanitaria, poniendo en valor la dignidad y la singularidad de cada persona ingresada, a la que prestamos una atención individualizada. Procuramos en todo momento brindar un cuidado holístico, que dé respuesta no solo a las necesidades físicas del paciente, sino también a sus esferas emocional, social y espiritual. Para nosotros es fundamental potenciar, en el encuentro del enfermo y su familia con los profesionales de la salud, una cultura que extreme la sensibilidad hacia el dolor, el sufrimiento, la discapacidad, la agonía, la muerte, el duelo y la defensa de la vida.  

Para cumplir este objetivo, que es uno de los valores de nuestra identidad, el hospital viene promoviendo diferentes actividades de formación continua entre su personal. Ahí se enmarca la preparación en counseling, una propuesta para potenciar unas habilidades de comunicación que nos sirvan para acompañar a las personas que sufren. Los profesionales de la salud, en el ejercicio de nuestra tarea cotidiana, hemos de integrar una serie de destrezas y actitudes que faciliten el abordaje de la enfermedad, y hemos de entender que ésta afecta de muy diversas formas al individuo. Solo desde una escucha activa, empática, atenta y sincera podremos ofrecer al paciente un espacio de apoyo, una relación terapéutica y unos cuidados necesarios en momentos difíciles, en una situación de enfermedad aguda, crónica, paliativa o de proximidad de la muerte.

A través del counseling perseguimos la adquisición de unas habilidades, unas actitudes, unos comportamientos y unas estrategias que nos refuercen en nuestro acompañamiento en los programas de atención a enfermos y familiares para facilitarles la aceptación del sufrimiento inevitable. El gesto de entrega al paciente conlleva escucharlo activa y abiertamente, sin juzgarlo, sin opinar, sin restar importancia a sus inquietudes, preocupaciones, temores e incertidumbres, para ayudarlo en la reflexión y en la comprensión por sí mismo del momento en el que se halla.

 
Laura Asenjo, 

supervisora de la UCI del
Hospital Nuestra Señora del Rosario

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