Artrosis de rodilla: una enfermedad silenciosa

La artrosis de rodilla es una de las enfermedades articulares más comunes, especialmente en adultos mayores, aunque también puede presentarse en personas jóvenes debido a lesiones o factores genéticos. Esta condición se caracteriza por el desgaste progresivo del cartílago que recubre los extremos óseos en la articulación, lo que provoca dolor, rigidez y dificultad para moverse.

Causas y factores de riesgo

El envejecimiento es el principal factor de riesgo de la artrosis, pero igualmente existen otros desencadenantes, como son el sobrepeso, que aumenta la presión sobre las rodillas, la falta de actividad física, las lesiones previas en la articulación y la predisposición genética.

Síntomas y diagnóstico

Los síntomas incluyen dolor persistente, inflamación, sensación de rigidez al despertar y chasquidos en la rodilla. El diagnóstico se efectúa a través de evaluación clínica, radiografías y, en algunos casos, resonancia magnética para analizar el grado de daño en el cartílago.

Opciones de tratamiento

No existe una cura definitiva para la artrosis, pero sí diversas opciones para aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida de la persona afectada. Entre ellas destacan:

— Fisioterapia y ejercicio: mantenerse activo fortalece los músculos alrededor de la rodilla y mejora la movilidad.

— Medicamentos: analgésicos y antiinflamatorios ayudan a reducir el dolor.

— Infiltraciones: aplicación de ácido hialurónico o corticoides para aliviar la inflamación.

— Cirugía: en casos avanzados, el reemplazo de rodilla con una prótesis puede ser la mejor solución.

Prevención y cuidados

Para evitar la artrosis o retrasar su avance, es recomendable mantener un peso saludable, realizar ejercicio de bajo impacto, como nadar o caminar, utilizar calzado adecuado y procurar no hacer movimientos bruscos que puedan dañar la articulación.

La artrosis de rodilla es una enfermedad que puede limitar la calidad de vida, pero con un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado es posible controlar el dolor y mantener la movilidad. Consultar a un especialista ante los primeros síntomas es clave para un mejor pronóstico.

Dr. Peter Stenborg
Servicio de Traumatología


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