¿Falta de equilibrio? O nos pasamos o no llegamos

Así somos las personas, lo estamos viendo continuamente, y sobre todo cuando surgen circunstancias para las que ni estamos prevenidos ni podíamos esperar y que nos rompen todos los esquemas a los que estábamos acostumbrados. Aunque nos quejáramos muchas veces de lo aburrido de las rutinas, en el fondo las necesitamos porque lo habitual nos da una seguridad. Y de pronto se produce lo que en principio parecía una epidemia, como la gripe, pero acaba convirtiéndose en algo mucho peor, y ya a nivel mundial, por eso se le llama pandemia, causada por un virus mutante al que llaman “coronavirus”.

Lo cierto es que se compara con el cólera, que lleva años expandiéndose por todo el mundo. En África últimamente está teniendo muy trágica repercusión porque no tienen recursos sanitarios para toda la población, y las familias más humildes son las más afectadas, como sucede también en países donde los sistemas sanitarios y los recursos de las familias con menos ingresos no pueden permitirse pagar los tratamientos necesarios.

Actualmente ya se están probando vacunas para la COVID-19, pero aún faltan meses para saber si son eficaces, y cuando esto se conozca debería haber un acuerdo mundial, equivalente a la pandemia, para que no sea un negocio de las grandes corporaciones farmacéuticas, sino que prevalezca el sentido del bien común; que todo este dolor y gran trastorno no haya sido en vano.

También es necesario que todas las personas comprendamos la necesidad de respetar y seguir las normas que dictan las autoridades sanitarias. Al decir “autoridades sanitarias” no me refiero a mandos sobre sanidad, sino a quienes saben de qué hablan porque son expertos y estudiosos de los temas de los que hablan. Tampoco sirve de nada quienes, por ignorancia, por querer hacerse notar o simplemente por miedo, hacen como el avestruz, esconder la cabeza en la tierra como si así pudieran obviar lo evidente. Todo este tipo de personas hacen un flaco favor a quienes los escuchan, a quienes les rodean y a sí mismos; en lugar de parlotear de lo que quieren ignorar, deberían callarse y escuchar y seguir las recomendaciones de quienes sí saben de qué hablan, por su propio bien y el de los suyos.


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