Renault ZOE: silencio en marcha



JESÚS A. BORNAO.

Cada día se están viendo más los utilitarios eléctricos. Digo “viendo”, y no “oyendo”, porque siguen sin hacer ningún ruido y tampoco contaminan, cosa que los habitantes de las grandes ciudades agradecemos: cero emisiones de contaminación acústica, cero emisiones de CO2.

El Renault ZOE ya lleva un tiempo comercializándose con un notable éxito junto al Nissan Leaf, con el que comparte algunos elementos. Pero Renault decidió renovar su modelo hace un año instalando su motor, desarrollado dentro de la propia empresa y producido en la factoría de Cleon, y que proporciona una potencia de 87 CV, más que suficiente para mover con holgura este vehículo por la ciudad y periferia.

El talón de Aquiles de los vehículos eléctricos, hasta ahora, es su autonomía, la cantidad de kilómetros que pueden realizar sin necesidad de repostar, porque la recarga completa tarda en realizarse ocho horas. Su gran ventaja, la economía: consume 2€ cada 100 kilómetros a cambio de unas prestaciones más que razonables.
El vehículo está homologado con una autonomía de 240 km en ciclo ideal de conducción, aunque su autonomía real es de entre 150 y 170 km. Para estirarla, está dotado de posición ECO, lo que le hace ideal para personas que vivan lejos de su trabajo. Renault alquila las baterías en función de la cantidad de kilómetros que se vayan a realizar al año, desde 50€ mensuales para quienes realicen 5.000 km al año a 180€ para quienes realicen 40.000. Con esto el cliente se asegura de tener siempre una batería nueva en su vehículo.

Al volante, la sensación es de silencio total. Tiene una posición de conducción más elevada que la convencional de un Renault Clio, lo que le hace más confortable a la hora de entrar y salir del vehículo, pues esos 21 centímetros más de altura, el espacio necesario para alojar las baterías, que confieren al vehículo una mayor estabilidad por haber bajado su centro de gravedad, se dejan notar en comodidad, sobre todo a las personas de más edad.

El vehículo se arranca con botón “Start”, y emite un sonido electrónico para decirnos que ya está en marcha, nos indica en su display nuestra autonomía y el modo de nuestra conducción, ECO o normal. Al acelerar, con el programa económico el vehículo alcanza con rapidez los 95 km/h, y si pisamos a fondo, abandonamos el modo ECO para llegar a los 135 km/h en que está limitado. El comportamiento es el mismo que cualquier otro vehículo de motor de combustión de 90 CV en cuanto a sensación de aceleración se refiere. Todo lo que sea circular por encima de los 100 km/h hace que pierdas eficiencia energética. En semáforos, pisando a fondo, tiene una respuesta inmediata a la salida. Las baterías aprovechan para cargarse en las retenciones o cuesta abajo.

En definitiva, ir a trabajar a Madrid desde una ciudad de la periferia situada a 40 km de la puerta del Sol y volver a su domicilio le cuesta 2,40€ si enchufa el coche donde habitualmente lo hace con cualquier electrodoméstico. La estética, como la de los vehículos actuales: ojos orientales, morro caído, zaga levantada y aspecto simpático.

Una magnífica opción de compra para el consumidor y para todos aquellos que compartimos espacios con los coches, pues el ZOE ni contamina nuestro aire ni aturde nuestros oídos.

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