Palabras de moda

Ante el avance disparado de la pandemia de COVID-19, los diversos personajes de gran relieve se reunieron en asamblea.

— ¡Cada vez aumenta más la curva! —gritaron los presidentes autonómicos.

— Sí —reconoció el ministro del ramo—. Hay que doblegar la curva.

— No os preocupéis —dijo el portavoz sanitario—. Estamos a punto de alcanzar el pico de la curva.

— Y en cuanto lo alcancemos —añadió el ministro— habremos doblado la curva.

— Lo malo —intervino un ex-ministro de otro ramo— será si en vez de descender la curva entra en una meseta.

— Cierto. Para evitarlo debería procederse a confinamientos como los del estado de alarma —apuntaron los especialistas.

— ¡De confinamientos nada, que la economía se nos va al garete! —saltó el ministro.

— ¿Y si en vez de confinamientos severos, recomendamos a los ciudadanos el autoconfinamiento voluntario, y así les pasamos a ellos la patata caliente? —propuso el secretario de un subsecretario.

— No —opuso un presidente de comunidad de la oposición al Gobierno—. Lo mejor es ampliar el toque de queda.

— Yo creo que ésa es la solución —apoyó otro presidente colega—. Primero se amplía el toque de queda una hora, luego dos, después cuatro o cinco; y seguro que funciona.

— Lo que vosotros queréis es sustituir el confinamiento severo por un toque de queda de veinticuatro horas —dijo, sarcástico, el de otro partido.

— Yo creo que bastará con perimetrar —apuntó una presidenta autonómica que lucía una mascarilla de diseño—. En mi comunidad da buenos resultados.

— ¿Tú perimetras mucho? —inquirió el presidente de la comunidad vecina.

— No te lo puedes ni imaginar. Empecé perimetrando municipios con alta incidencia de contagios, luego perimetré por barrios, después por manzanas de casas y pisos, y ahora perimetro persona a persona. De este modo contengo que es un gusto la tercera ola en mi comunidad.

— Es falso que estéis conteniendo la tercera ola —saltó el presidente de una comunidad uniprovincial—. Lo que vosotros hacéis es disminuir los PCR y así falseáis las estadísticas. Pero la verdad es que vuestras UCI están al completo.

— Señoras y señores —elevó su voz el ministro—. Nuestro deber es tener un poco de paciencia. El Ministerio les está manando las vacunas a las comunidades, y en cuanto tengan a su gente vacunada y llena de anticuerpos, alcanzaremos la inmunidad de rebaño.

Mientras los personajes de gran relieve se dedicaban a discutir, que era lo suyo, empleando el vocabulario de moda que tan felices los hacía, el rebaño de viejecitos seniles y ancianos decrépitos balaba a la puerta de la asamblea, arremangado uno de sus brazos sarmentosos, para que les vacunasen; los irresponsables se burlaban de ellos sin respetar la distancia social ni usar mascarilla, dedicándose fiestas ilegales. Y el virus seguía pasándoselo en grande inventándose ora la cepa británica, ora la cepa norteafricana, ora la variante brasileña.    

Y con el Brexit, la economía, sin barrer.


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