HISTORIAS DEL DISTRITO. La utilidad de lo inútil

Sin duda los que soñamos de día disfrutamos de muchas cosas que se les escapan a los que sueñan solo de noche…

Hace bien poco, volviendo de El Prado —tras disfrutar de la exposición de Herrera el Mozo y el Barroco total—, subía a casa por el bulevar donde está la fuente de Apolo. Quizás buscara la protección de su arbolado... pero también el hijo de Zeus y Leto me otorgó un acicate para lo que les voy a referir ahora...

Llegué hasta el final y, mirando de frente a Recoletos, imaginé ver cómo se desplazaba la fuente de Cibeles a mi izquierda, girar para buscar de nuevo con su mirada a Neptuno mientras se borraba el asfalto y resurgió un camino de tierra desde mis pies hasta la plaza de Colón.

Allí se detuvo mi mirada, interrumpida justo a la altura donde se encuentra una de las salidas del intercambiador de Cercanías y la Biblioteca Nacional. Allí encontré, invadiendo perpendicularmente —como antaño—, la iglesia del imponente convento de los Agustinos Recoletos.

Portada del catálogo de la exposición 'Herrera el Mozo y el Barroco total'

Mientras recorría físicamente el bulevar de Recoletos dejé el ensueño de lado y medité que era una casualidad que Herrera el Mozo decorara su cúpula, bóveda y arcos torales. E incluso cuadros como el de San Nicolás de Tolentino (ahora en El Prado).

Nunca podremos admirar aquel Retablo Mayor (Sebastián Herrera) donde en una de sus capillas estuvo la talla del Cristo del Desamparo (Pedro de Mena), una de las piezas más veneradas por los fieles (hoy afortunadamente en la iglesia de San José; Alcalá, 43). O la célebre Virgen de Copacabana.

También allí residieron obras de Francisco Solís, Francisco Guirro, Lucas Jordán, Bronzino, Sebastián de Herrera, Greco, Eugenio Guerra, Luisa Roldán, Juan de Villanueva y Juan Antonio Ron...

Giuseppe Canella: 'Vista del paseo de Recoletos con el convento de los Recoletos'

El convento desapareció con la desamortización de Mendizábal (1836), y los restos del gran Francisco de Zurbarán…

Hablando de arquitectura, escultura y pintura, quien suscribe estas líneas desea manifestar su orgullo por el precioso catálogo de artistas que nutren su callejero. Las primeras calles que recordamos son las de Velázquez (Sevilla, 1599 - Madrid, 1660) y Goya (Fuendetodos, Zaragoza, 1746 - Burdeos, 1828). ¿Qué decir de ellos que no se haya dicho ya?...

Prefiero hacer una breve memoria de otras figuras fascinantes:

— Claudio Coello (Madrid, 1642-1693; pintor de cámara de Carlos II y arquitecto) visitó los Agustinos Recoletos y al ver la talla de Pedro de Mena le indujo a reproducirlo en un grabado. Hoy su memoria permanece en olvido, a pesar de pertenecer a una generación de pintores–arquitectos sensacional y haber dominado el panorama artístico de Madrid la mayor parte del reinado de Carlos II.

— Teodoro Ardemans (Madrid, 1661-1726; pintor, grabador, tratadista y arquitecto), uno de los alumnos de Claudio Coello. Fue Maestro Mayor de Obras Reales de la Villa de Madrid (1693), al que debe nuestra ciudad gran parte de su configuración (finales XVII) y cuya estrella llegó a su cenit con Felipe V al ser nombrado Maestro Mayor de Obras Reales (1702).

— José A. de Hermosilla (Llerena, Badajoz, 1715 – Leganés, Madrid, 1776; arquitecto, ingeniero militar, tratadista y periodista), a quien debemos —entre otras muchas cosas— su dedicación al actual Palacio Real de Madrid y la urbanización del paseo del Prado.

Retrato de Juan de Villanueva por Goya

— Se le deben a Juan A. de Villanueva (Madrid, 1739-1811; arquitecto) obras sensacionales como el Observatorio Astronómico y Gabinete de Historia Natural (hoy Museo del Prado).

— José Picón (Madrid, 1829 - Valladolid, 1873; escritor, periodista, arquitecto y dramaturgo español), que pasó de la arquitectura a escribir libretos de zarzuela, donde alcanzó notables éxitos (Pan y toros con música de Barbieri y La corte de los milagros) y obtuvo gran enemistad con la reina Isabel II.

— León-Joseph Florentin Bonnatt (Bayona, 1833 - Monchy-Saint-Éloi, 1922; pintor) fue un gran maestro de pintores (Toulouse–Lautrec, Ensor, Munch, Braque…), a quienes inculcó el “culto a Velázquez”...

— Daniel Zuloaga (Madrid, 1852 - Segovia, 1921; ceramista y pintor) presente en la azulejería en El Retiro en el Palacio de Velázquez y el de Cristal, así como en el Hospital de Maudes).

Autorretrato de José Moreno Carbonero

— José Moreno Carbonero (Málaga, 1860 – Madrid, 1942; pintor) tuvo como alumnos a Dalí y Juan Gris. Hay quienes le equiparan a Sargent y Boldini. Era el favorito de la nobleza y alta burguesía. Por ejemplo, su cuadro La entrada de Roger de Flor en Constantinopla se encuentra en el Senado.

— Roberto Domingo Fallola (París, 1883 - Madrid, 1956; pintor). Seguramente muchos carteles célebres que  anuncian toros están basados en sus cuadros. Era tan célebre que fue nombrado por Alfonso XIII caballero de la Real Orden de Carlos III.

— “Ambrós” (Albuixech, Valencia, 1913 - Barcelona, 1992), pseudónimo de Miguel Ambrosio Zaragoza, dibujante de tebeo clásico español, a quien debemos El Capitán Trueno o El Corsario de Hierro.

— Demetrio Sánchez (1944-... Pintor y dibujante de revistas y cómics) dibujó a Tarzán y Tupac. Colaboró en EE UU (Charlton Comics), Alemania, Suecia, Inglaterra, Francia e Italia...

Termina aquí este recorrido singular.

Hay cosas que son alimento para el cuerpo y otras cosas que son alimento para el espíritu. El arte es para mí ese alimento necesario. Lo que me permite ser una persona completa. Lo que me hace no morir por dentro.

El profesor y escritor italiano Nuccio Ordine

Y deseo acabar el artículo agradeciendo lo que aprendí leyendo a Nuccio Ordine (+ 2023). La filosofía nos enseñó la utilidad de lo inútil (más bien a diferenciar entre los dos sentidos de la palabra utilidad), pero olvidamos ese aprendizaje.


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