HISTORIAS DEL DISTRITO. Mapas y leyendas

“Debajo de los parkings hay mundos subterráneos
que muy pocos conocen. Los habita una raza
de príncipes y reyes, de bardos y de brujos.
¡Subsuelo de las calles de Velázquez y Goya!”

El otro Barrio de Salamanca, Luis Alberto de Cuenca

 

Acudí el pasado 17 de mayo por la tarde a la Librería Antonio Machado al segundo homenaje a Francisco Arellano (Buenos Aires, 1953 – Madrid, 2022). Allí Frank G. Rubio (moderando), Jesús Palacios, Alfredo Lara y Luis Alberto de Cuenca hicieron memoria del gran editor al que debemos gran parte de nuestras lecturas de ciencia ficción, fantástico y terror en España.

Finalizado tan entrañable y necesario acto decidí volver a casa paseando, y al dar mis pasos en el paseo de Recoletos, al lado de la Biblioteca Nacional, empecé a recordar que hubo un tiempo en el que en esta zona existía un barranco por donde corría el arroyo Carcavón proveniente del manantial de la Fuente Castellana, allá arriba en la plaza de Emilio Castelar. Dicho arroyo traspasaba la aún existente cerca de Felipe IV por el portillo de Recoletos (1626) situado entre calle Génova y plaza de Colón.

Reinando Fernando VI se cambió por una puerta (1756–1850) pequeña y de estilo barroco con una inscripción en latín que afirmaba que durante su reinado “los caminos y acueductos fueron ampliados, y reducidos a una forma más bella y cómoda”. Toda esta zona se llamó primeramente Prado Nuevo (el Viejo era el de los Jerónimos, el actual del Prado). Se terraplenó la zona para igualar los desniveles del terreno, se construyó el alcantarillado y señalaron líneas de arbolado.

Justo en donde yo me hallo se encontraban primeramente unas huertas donde luego se construyó el monasterio de los Agustinos Recoletos o de Copacabana (1596-1836), una bodega y la Casa del Escudo. Era de estilo barroco, y se ejecutó por dos hermanos: Fr. Juan de Nuestra Señora de la O y su hijo Fr. Lorenzo de San Nicolás. Se demolió tras su desamortización (1836).

Plaza de Castelar (hoy 'de Cibeles'), en foto de Hauser y Menet.

Posteriormente allí se edificó para el empresario Mariano Carsí el Gran Taller de Carruajes (de la Casa Real) (1845-1860) bajo la dirección del arquitecto Aníbal Álvarez (uno de los más destacados del Madrid isabelino, como Matías Laviña y Narciso Pascual y Colomer). Pueden apreciar sus chimeneas humeantes en La plaza de toros de la Puerta de Alcalá, en una vista aérea del Madrid (1854) de Alfred Guesdon. Era de estilo industrial y grandes dimensiones, recubierto con una bóveda de madera entrelazada y cubierta de zinc. También fue demolido, y sobre su terreno se edificaron:

— Palacio de Ramón Calderón (1860) o de José Campo, marqués del Campo. Estuvo aproximadamente (paseo de Recoletos 18, en un entorno aproximado Villanueva – Cid – paseo de Recoletos) donde ahora se encuentra el edificio de L´Unión. En ocasiones en algunos planos aparece Manzanedo por pasar a pertenecer a la marquesa de tal título.

— Hotel de Gaspar de Remisa (1856).

— (Paseo de Recoletos, 10) el Palacio del Marqués de Salamanca (1858), proyectado por Narciso Pascual Colomer y edificado sobre el terreno adquirido al Conde Oñate, marqués de Montealegre. Exteriormente se afirma se asimilaba a la Villa della Farnesina (casa palacio) en Roma. Y curiosamente dicho edificio se alzó fuera de la antigua muralla de Roma a orillas del Tíber por órdenes del banquero Agostino Chigi.

Al lado del Palacio del Marqués de Salamanca y hasta que se abrió la calle de Héroes del 10 de Agosto (1867; hoy Salustiano Olózaga) se hallaba el Pósito (1745-1871) y edificios aledaños (alhóndiga, paneras, hornos, posadas, cuarteles, almacén de telones e incluso una capilla encomendada a Nuestra Señora del Sagrario), entre los que destacaba uno oval denominado “Santísima Trinidad”.

Pósito de la Villa (Chalmandrier, 1761).

En la calle Salustiano Olózaga:

— 1, durante un tiempo, estuvieron las oficinas de La Unión y el Fénix Español (antes de su fusión, El Fénix estuvo en Recoletos, 9).

— 9 (esquina con Villalar): Palacio de Arenzana (1879) o de Fuente Nueva de Arenzana, realizado por el marqués de Cubas (Francisco de Cubas y González). Antaño residencia de los embajadores franceses, terminó gustándoles tanto que en 1882 lo adquirió Francia al conde de Fuente Nueva de Arenzana. Ahora en él se encuentra la Cancillería de la Embajada de Francia.

Vista de Madrid con la plaza de toros de la Puerta de Alcalá, de Alfred Guesdon.

Nos quedan otros tres:

— Pº de Recoletos, 4 / esquina Marqués del Duero (hoy edificio de Seguros La Aurora): la casa palacio de Ramón Pla Monje (1880), marqués de Amboage. De aquel edificio solo queda el vestigio en algunas fotos como las de Hauser y Menet (1905), donde se observa (a la izq. del Palacio de Linares) un edificio neogótico. Posteriormente se añaden más plantas al edificio, reformando la fachada hacia un estilo barroco francés, y en la parte superior sobre una cúpula sitúan una cuadriga de bronce a cargo de Ramón de Adsuara (1920).

— Marqués del Duero, 7: Palacio Zabalburu (1876) o de Heredia Spínola, proyecto de José Segundo de Lema y muy relacionado con el racionalismo de Violet Le Duc, neogótico.

— Plaza de Cibeles s/n, con laterales en calle Alcalá y Marqués del Duero, que en definitiva es el magnífico Palacio del Marqués de Linares (1877), iniciado por Carlos Colubí en 1872 con el objetivo de superarse “lo que pueda haberse soñado”, como le pidió el mismo marqués. De estilo neobarroco, contaba con innumerables detalles artísticos, entre los que podríamos destacar una escalera principal que une en el entresuelo con la planta noble realizada con mármol de Carrara y pinturas de Francisco Pradilla.

Acabo aquí meditando e imaginando correr aún el Carcabón con aguas centelleantes allá abajo en el subsuelo. Y recuerdo parte de un poema de Luis Alberto de Cuenca: “¡Cúpulas, altas torres de ciudades de plata! / ¡Palacios encantados, templos de mármol negro / debajo de la calle Don Ramón de la Cruz! / ¡Odaliscas ocultas bajo las tuberías / del gas, en el asiento de la calle de Ayala!”. Quizás quede aún alguna fábula en esta ciudad de la furia…

Factura del Gran Taller de Coches de Recoletos.


  Votar:  
  Resultado:  
  3 votos