‘Habita Madrid’, para concienciar de los beneficios de la rehabilitación energética

El Área Delegada de Vivienda, en colaboración con el Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja, ha iniciado la primera fase de “Habita Madrid”, una campaña diseñada para concienciar a los madrileños de las ventajas que conlleva una correcta rehabilitación energética de viviendas y edificios: beneficios que se traducen en un mayor confort habitacional, un importante ahorro en las facturas de luz y calefacción, y una mejora en los estándares de salubridad.

El Área ha iniciado los trabajos previos a la monitorización de algunas viviendas apuntadas al programa realizando encuestas a sus propietarios sobre los usos y consumos energéticos que tienen en sus inmuebles. “Todo lo que se puede medir, se puede mejorar”, ha recalcado Álvaro González, titular del Área, que señala que este plan de monitorización obedece al interés del Ayuntamiento “en obtener indicadores fiables y reales que permitan una mejora de la sostenibilidad y la eficiencia energética de los edificios en toda la ciudad de Madrid. Su realización supondrá la obtención de una información imprescindible sobre los hábitos de consumo de los vecinos y permitirá la elaboración de recomendaciones para promover un ahorro energético más eficaz”.

Es decir, el objetivo de esta primera fase es obtener, por parte de los propietarios de las viviendas que van a ser rehabilitadas, los usos y consumos energéticos previos a esos trabajos de mejora. Se pretende analizar en ella información relativa a la ubicación de la vivienda dentro del edificio, qué tipo de aislamiento tienen las viviendas, estándares de temperatura en las distintas estaciones del año, sistemas de calefacción y agua caliente sanitaria utilizados, tipos de consumo, qué problemas energéticos han detectado en el día a día, si tiene necesidad de ventiladores o aire acondicionado, qué gastos energéticos realiza y datos generales sobre sus equipamientos…

Una vez realizadas las encuestas, se pasará a una segunda fase, instalando en las viviendas seleccionadas sistemas de medición como pinzas amperimétricas en el cuadro eléctrico, contadores de energía térmica y sensores de temperatura, humedad y CO2, además de una estación meteorológica que medirá temperatura y humedad exterior, datos de soleamiento, dirección e intensidad del viento y precipitaciones. La monitorización durará dos años.


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