Sigue el genocidio
ROBERTO BLANCO TOMÁS, 10 de junio de 2025
Recapitulemos: A fecha del pasado 21 de mayo, 54.677 palestinos habían sido asesinados en Gaza según las cifras oficiales de su Ministerio de Salud. Entre los muertos habría unos 500 trabajadores sanitarios, 310 trabajadores de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina y más de 220 periodistas. Esta cifra debe entenderse como un mínimo, pues se estima que hay miles de cadáveres más bajo los escombros de los edificios destruidos. Estudios académicos han estimado que el 80% de los palestinos muertos son civiles, y uno de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, que verificó las muertes de tres fuentes independientes, ha concluido que el 70% de los palestinos muertos en edificios residenciales o viviendas similares son mujeres y niños.
Ésos eran datos del 21 de mayo, pero la cosa no solo no ha parado desde entonces, sino que se recrudece por momentos. Como muestra, escribo este artículo el domingo 8 de junio, y a las 15:56 los ataques israelíes han matado ya a 125 personas en la Franja en lo que va de fin de semana, según informa Público. Repasar la noticia completa es un horror: en el norte, al menos ocho personas perdían la vida tras un bombardeo contra la ciudad de Yabalia, donde el Ejército genocida israelí ha hecho estallar viviendas y estructuras civiles. En la zona de Mawasi, en Jan Yunis, que está “abarrotada de tiendas de campaña de desplazados, un dron israelí ha matado a cinco personas, incluidas dos niñas”. “En Ciudad de Gaza, el Ejército ha abierto fuego contra un grupo de civiles en la zona de Shujaiya, matando a otra persona y dejando múltiples heridos”.
Algunas de las personas asesinadas por Israel “esperaban en los nuevos puntos de reparto de comida de la Franja de Gaza. En total cinco personas perdieron la vida y otras 80 resultaron heridas por disparos en estas localizaciones”. “Los gazatíes hambrientos habían acudido a este complejo después de que la Fundación Humanitaria para Gaza (GHF, en inglés), respaldada por EE UU y encargada de su gestión, anunciara en sus redes sociales que iba a abrir este punto de reparto”. “Tras una breve hora de reparto de comida, GHF anunció que cerraba nuevamente. En ese momento, se produjeron altercados y contratistas [léase “mercenarios”] estadounidenses de la fundación lanzaron gas pimienta contra los gazatíes. Poco después el Ejército israelí abrió fuego cerca del punto de distribución, según testigos de los hechos. Otras personas murieron cerca del punto de distribución de Tel Al Sultán, en la ciudad sureña de Ráfah, donde muchos civiles se aglutinaban sobre las cinco de la mañana esperando que el centro, al igual que el de Wadi Gaza, reabriera”...
Porque, en efecto, es lo que parece: el Gobierno israelí está utilizando también la “ayuda humanitaria” como herramienta para la limpieza étnica. Se han sacado de la manga una fundación, apoyada por EE UU e Israel y rechazada por todas las organizaciones internacionales, a la que se ha concedido el “monopolio” del reparto de la escasísima ayuda humanitaria que teóricamente se proporciona a la población gazatí. Son pocos puntos localizados en lugares concretos que abren y cierran según consideran y a los que se tiene que desplazar la población, a menudo kilómetros, lo que facilita el “pastoreo” de la misma e impide que las personas débiles, discapacitadas o heridas puedan obtenerla. El encargado de la coordinación de ayuda de Naciones Unidas, Tom Fletcher, declaraba ante el Consejo de Seguridad de la ONU que este sistema es en realidad “un encubrimiento para mayor violencia y desplazamiento” de los palestinos en el territorio, según informa la BBC; que la GHF “es una parodia cínica. Una distracción deliberada” y que el sistema “convertirá la ayuda en un arma”, como está ocurriendo.
Así que hoy, 8 de junio de 2025, continúa el genocidio que Israel está perpetrando (que lleva décadas perpetrando) contra el pueblo palestino. Y no hay visos de que vaya a parar. Qué horror, y qué vergüenza.