Otra historia de Conde de Peñalver



CARLOS RODRÍGUEZ EGUÍA. Abril 2019.

Un reloj de oro contribuyó a que el oriolano poeta Miguel Hernández no pudiera exiliarse y fuera detenido y encarcelado. El reloj era un regalo de boda que le hizo el poeta Vicente Aleixandre, cuando el 9 de marzo de 1937 Miguel, a los 26 años de edad, contrae matrimonio civil en su natal Orihuela  con la costurera Josefina Maestre.

El 28 de marzo de 1939, Madrid cae en poder de las tropas de Franco, y el 1 de abril termina oficialmente la guerra. En un último intento de seguir libre, el poeta atraviesa el 29 de abril la frontera hispano-portuguesa. Se interna en Portugal y vende el reloj por necesidad. El comprador sospecha de él, a causa de su pobre vestimenta, y le denuncia. La Policía portuguesa le entrega a la Benemérita, con tan mala suerte que le reconoce un guardia civil y le acusa de escritor revolucionario. Es apaleado e internado en la prisión de Huelva el 7 de mayo, después de reconocer su actividad a favor de la República y su autoría de Viento del pueblo, publicado en 1937: un libro de exaltación heroica y elevado tono social.

De cárcel en cárcel,  Hernández  llega el 15 mayo a la prisión provincial de Torrijos, en el número 53 de la actual calle del Conde de Peñalver. Hernández permanece cuatro meses en prisión, hasta el 15 de septiembre. Como él, son liberados los presos que hasta entonces no habían sido juzgados. Uno de ellos fue el humorista Miguel Gila, quien había hablado una vez en la cárcel con el poeta y no le reconoció, a pesar de haber coincidido con él en el frente del Jarama. Tan desfigurado estaba el que, como escribe el humorista, en el frente era “un hombre rústico, macizo, con ojos brillantes y mandíbula fuerte”. Durante su estancia en Torrijos, cuando su esposa le comunica por carta las penurias que padecen ella y su hijo Manuel, alimentándose de pan y cebolla, escribe las seguidillas que titula Nanas de la cebolla, composición incluida en el Cancionero. Cuando le castigan a barrer el patio durante una semana, compone el soneto en versos alejandrinos Ascensión de la escoba, incorporado también al Cancionero y publicado después de la muerte de su autor.

La libertad del poeta fue muy efímera. Volvió a ser confinado 14 días después de ser liberado. Desoyó los consejos de sus amigos para exiliarse inmediatamente y con más acierto que en su intentona anterior. Pero ésta es otra historia que no transcurre por la actual Conde de Peñalver ni por ninguna otra calle del Distrito Salamanca.

 
Carlos Rodríguez Eguía 
partió hacia otros tiempos y espacios


El pasado 20 de marzo, nuestro querido
colaborador Carlos Rodríguez Eguía partió
hacia otros tiempos y espacios.
Aquí quedan todo su apoyo y colaboraciones
inolvidables, que hicieron el deleite de
tantos vecinos.
Desde el equipo de DSalamanca
le deseamos un sosegado viaje hacia la luz.

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