La caótica calle Azcona

Si nos atenemos a la realidad, la calle de Azcona, lejos de ser una calle para los vecinos de Guindalera, en la práctica y desde hace muchos años se usa como una arteria para cruzar Madrid desde el Este, lo que conlleva constantes atascos por el elevado tráfico, ruidos de claxon y de motos, alta contaminación, dos líneas de autobuses diurnos y una nocturna, numerosas ambulancias y varios camiones de recogida de residuos que realizan la tarea entre las 0:30 y las 3:30.

El problema es más grave en el tramo entre la calle de Francisco Santos y la de Pilar de Zaragoza, convertido en calle de un solo carril tras la instalación de plazas de aparcamiento en 2019, a consecuencia de la eliminación de éstas en la calle de Martínez Izquierdo para ensanchar su acera. Como calle de un solo carril, en el citado tramo existe un límite máximo de velocidad de 30 km/h que no se respeta. Cuando disminuyen los atascos que se producen diariamente, los coches y motos circulan a gran velocidad. Además, en la esquina con calle de Francisco Santos el cierre peatonal no está completo: falta un paso de peatones para cruzar la calle de Azcona, obligando a los peatones a sortear los coches para cruzar al otro lado de la calle, con el riesgo de atropellos. También en esa misma esquina hay una torre eléctrica de alta tensión cuyo soterramiento se ha pedido en varias ocasiones, pero han hecho caso omiso.

En 2018 y tras una encuesta a los vecinos, se realizó una propuesta de actuación en la calle con el objeto de calmar el tráfico y disminuir la velocidad, facilitar la movilidad peatonal y cuidar la salud de los residentes al reducir la contaminación acústica y ambiental. Pero este y otros proyectos aprobados en presupuestos participativos de 2017, 2018 y 2019 fueron anulados.

Desde la Mesa de Urbanismo del Foro Local del Distrito se han llevado proposiciones al pleno solicitando el paso de cebra inexistente y el control de velocidad, además del relleno de los alcorques vacíos para evitar caídas y ampliar la acera. Pero pese a haber sido aprobadas no se han llegado a ejecutar. Parece que la JMD está más pendiente de otras cosas que de velar por el bienestar y la seguridad de los vecinos o de hacer cumplir la ley.

Un paso de peatones obligaría además a los conductores a respetar el límite máximo de velocidad. No parece que su coste sea un impedimento para llevarlo a cabo. No se trata de un capricho, sino de una necesidad y del cumplimiento de la normativa.

Desgraciadamente, Azcona y Martínez Izquierdo son las dos calles de Guindalera que han quedado fuera de la remodelación y pacificación del barrio. Después de décadas, creo que los vecinos de la calle de Azcona necesitan y se merecen un descanso. Es importante la participación de los vecinos en la planificación urbanística de la ciudad teniendo en cuenta sus necesidades, pero lamentablemente tenemos cada día menos voz en las instituciones públicas del Distrito.


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