El derecho a la seguridad

Quizá alguien piense que la seguridad de los niños a la salida del colegio no es importante. Yo desde luego no, ni las madres y padres del CEIP Reina Vitoria, ni sus maestras o sus maestros. Por eso llama la atención que el Partido Popular rechazara en solitario la proposición del AMPA del CEIP Reina Victoria en el pleno de la Junta Municipal del 15 de enero, que buscaba una sola cosa: proteger a los niños.

Como miembro de su consejo escolar no salgo de mi asombro, y como peatón coincido con los planteamientos de los afectados. No hay nada más ejemplificador que pasar por esa esquina un día cualquiera, especialmente de lluvia, para darse cuenta de los problemas de seguridad a los que se enfrentan todos los días sus alumnos en las salidas y entradas del colegio.

La escena es fácil de describir. Llueve sin parar, los paraguas ocupan por completo todo el espacio de la única salida del centro en la esquina entre Maldonado y Príncipe de Vergara. A un lado y a otro los pasos de peatones arrojan transeúntes que no saben cómo cruzar el muro de madres y padres expectantes por la salida del cole de su hijo o hijos. Desde el interior maestras y maestros se afanan en organizar un pequeño pasillo por donde puedan circular los niños hasta sus padres. Los niños tienen ganas de salir, tienen hambre, deseos de correr a refugiarse bajo el paraguas de sus progenitores, de contarles todo lo que han hecho. Madres que les cuesta trabajo verlos con tanto paraguas, la lluvia y los nervios. En esos momentos uno de los autobuses que recorre Príncipe de Vergara pasa con toda su potencia rompiendo la cortina de agua que cae y desplazando algunos paraguas que, peligrosamente, rozan la fina línea que separa el final de la acera y el inicio del carril bus. Todos piensan lo mismo:

—Un día de estos va a pasar una desgracia.

Se lo dicen entre ellos y a todos los que les quieren escuchar. El director está cansado de repetirlo una y otra vez a quienes deberían poner solución al tema, permitiendo que se corte la calle Maldonado en las entradas y salidas del colegio, para facilitarlas y evitar cualquier posible problema. Pero eso sigue sin suceder.

La seguridad de los niños debería ser lo primero. Su derecho a salir dignamente y sin miedo del colegio. El derecho de los padres a sentirse seguros y tranquilos al recoger con seguridad a sus hijos. El de los propios profesores que sienten la responsabilidad de cada una de las manos que guían desde el interior hasta el exterior. Incluso la de los peatones ajenos a todo, salvo a ese muro casi imposible de superar con el que se enfrentan en más de una ocasión.

Hay problemas que son imposibles de solucionar. Otros, por la sencillez de su solución, como en este caso, parece que no se quiere. Todos los implicados ven claramente su solución, pero los que tienen en sus manos la capacidad de llevarla a efecto no, o simplemente no quieren por razones que se escapan a toda lógica. Se argumenta legislación, problemas de organización de recursos, imposibilidad de cortar una calle. Y sin embargo todo se puede si se quiere.

¿No merecen las niñas y niños del CEIP Reina Victoria una seguridad que no tienen?


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