Si Miguel Mihura todavía estuviera entre nosotros…

Miguel Mihura (1905-1977) es una figura mítica del humor culto español. Dibujante, escritor y comediógrafo, lo introdujo en el mundo periodístico por medio de la revista La Codorniz, de la que fue fundador; y en los escenarios, con su obra Tres sombreros de copa. Si todavía estuviera entre nosotros, con esto del coronavirus habría cogido alguno de sus antiguos artículos (como hacía tantas veces) y, con ligeros retoques, lo habría publicado de esta manera:

La pandemia del coronavirus

UN ERROR LAMENTABLE - Pedimos perdón a nuestros lectores por el grave error que hemos cometido. Necesitábamos un artículo científico sobre la pandemia del coronavirus para nuestra página de Medicina, y en lugar de solicitárselo a un famoso doctor, como pensamos, se lo hemos encargado, equivocadamente, a un eminente novelista, especializado en novelas de amor. Ahora que nos lo ha enviado, no podemos ya rechazarlo, y lo publicamos en la seguridad de que nuestros amables lectores sabrán perdonarnos esta equivocación.

— ¡La pandemia del coronavirus! —suspiró Margot, dirigiéndose a Carlos con una triste sonrisa mientras la lluvia azotaba los cristales del amplio ventanal— ¡Oh, la pandemia del coronavirus!…

Carlos dejó el cigarrillo que estaba fumando y acarició los rubios cabellos de la muchacha, mientras murmuraba apasionadamente:

— ¿Vas a tener celos, pequeña? ¿Aún dudas de mi amor? ¿Crees que yo puedo abandonarte a ti por la pandemia del coronavirus?

Margot encendió otro cigarrillo y separó sus negros cabellos de la mano que los acariciaba.

— Sin embargo tengo miedo de que algún  día me dejes por la pandemia. ¡Ella puede darte lo que quizá yo no te pueda dar…!

Y sus ojos se cuajaron de lágrimas.

— ¡Qué boba eres, alma mía! La pandemia del coronavirus es para mí un puro capricho. Salgo con ella alguna vez, y voy a cenar con ella simplemente por no ir solo. Pero tú debes comprender que todos los hombres salen con las pandemias y no por ello dejan de amar a la mujer a la que siempre han amado.

— Yo quiero que no vuelvas a salir con esa pandemia —suplicó Margot, mientras la lluvia seguía azotando los cristales—. Debes jurármelo.

— ¡Pero, amor mío! —rechazó Carlos, ya impaciente, encendiendo otro cigarrillo—. No puedo dejarla así, de repente. Hay que ser humano.



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