Democracia

Doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno. Forma de Estado que reconoce en el pueblo la única fuente del poder, y asegura la elección de sus órganos administrativos nacionales, regionales o locales por votación popular, estableciendo control público de la gestión estatal.

La representatividad, independencia entre poderes y respeto a las minorías constituyen los pilares de la democracia (d.). Al fallar alguno o todos, nos encontramos fuera de la d. real para caer en manos de la d. formal. Se han intentado diferentes combinaciones para eludir este problema: desde la d. representativa adoptada por Occidente a la “dirigida” de algunos países asiáticos. También se ha pretendido que algunas formas de corporativismo, en oposición a las democracias liberales, sean las exponentes idóneas y “naturales” de la d. Por último, en algunas dictaduras burocráticas se ha utilizado la designación de “d. popular” para denotar el ejercicio de la d. real. En realidad, tal ejercicio comienza en la base social y es a partir de allí desde donde debe emanar el poder del pueblo. Desde los municipios y las comunas, el principio de la d. real, plebiscitaria y directa, debe generar una nueva práctica política. La d. directa supone la participación personal de los ciudadanos en la toma de todas las decisiones sobre la vida de la comunidad.

La d. indirecta se realiza a través de los representantes electos por los ciudadanos, en quienes éstos delegan sus poderes por un período determinado. Como forma de organización del Estado la d. se desarrolla históricamente, sus contenidos se perfeccionan, se ramifican; su estructura se hace más profunda y compleja, adquiriendo los ciudadanos derechos cada vez más igualitarios.

En el Estado democrático moderno es obligatoria la división de los poderes; el sufragio es universal, por voto secreto y directo, ejerciéndose control público sobre el escrutinio. Funciona el sistema pluripartidista. Existe libertad de expresión. El Estado es laico y separado de las iglesias.

La base de la d. radica en la existencia de una sociedad civil fuerte y bien ramificada que limita al Estado y controla su funcionamiento. Con todo esto, la d. moderna tiene un carácter formal porque la d. no funciona en la producción. La riqueza social está concentrada en pocas manos que ejercen una fuerte influencia en los asuntos vitales y no existe sistema de contrapeso o fiscalización real de su poder económico e informativo. A eso se debe la crisis de la d. moderna que se manifiesta en la indiferencia política creciente por parte de las poblaciones, en el ausentismo electoral, en el aumento del terrorismo y de la criminalidad, en la burocratización cada vez más evidente del Estado. Todas éstas son manifestaciones de la enajenación que socava las bases mismas de la d. Si tomamos en cuenta que la mayoría absoluta de la población mundial no goza siquiera de estos bienes un tanto formales de la d. moderna, el cuadro resulta aún más triste.


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