¿A dónde vas, IA?

Ya llevamos tiempo oyendo hablar de la inteligencia artificial (IA), y por desgracia de forma negativa, llegando a infundir miedo en la sociedad. Y continuaremos hablando de ella en los próximos meses. Estamos asistiendo a algo parecido a lo que sucedió con la aparición de Internet en cuanto se hizo accesible a todos. Lo primero fue desacreditar y demonizar a la Red, y que sería la culpable de todos nuestros males, intentando por parte de muchos políticos “defensores de la moral” acabar con ella. Pero ese intento de poner puertas al campo y de frenar el avance tecnológico, como hemos visto, fracasó. Como en la vida misma, Internet tiene sus cosas buenas y sus cosas malas; simplemente dependerá cómo se utilice, como siempre decimos de la tecnología en general.

Pues ahora estamos asistiendo a otra revolución tecnológica que está haciendo surgir un sentimiento de repulsa hacia la IA porque algunos están haciendo mal uso de ella. Eso junto con muchos intereses de todo tipo detrás (políticos, comerciales, agoreros de manual, neoluditas, ciertos medios de comunicación, etc.) está creando miedo y rechazo hacia esta tecnología.

Recordemos que la IA lleva muchos años entre nosotros, y en nuestros bolsillos, pero ha sido a raíz de la popularización con ChatGPT que nos hemos dado cuenta de que existía. Pasó igual con Internet, por cierto. Ese momento fue el pistoletazo de salida para que miles de programadores y empresas del sector crearan todo tipo de herramientas para utilizar la IA de forma fácil y accesible para todos. Y como no podía ser de otra manera, también se empezó a utilizar de forma poco ética. Por ello han surgido numerosas voces de diferentes sectores o con diferentes objetivos para que se haga algo. Y ahí está el quid de la cuestión: ¿qué hay que hacer? Pues a mi entender son dos cosas principalmente: una sería crear un marco jurídico para proteger a las personas de su mal uso, así como establecer unas normas básicas en su utilización; y otra sería la formación, es decir, conocer esa tecnología desde diferentes puntos. Se debe empezar ya en la escuela con los alumnos, y también entre los profesionales y empresas, para aprender, desde ese conocimiento, su uso ético y su aplicación correcta. No es muy diferente a lo que siempre hemos dicho desde aquí: la formación en tecnología es básica, no solo para manejarla bien, sino para saber utilizarla. El ejemplo lo tenemos en lo que está ocurriendo actualmente con los jóvenes cuando manejan móviles, redes sociales, ahora la IA: manejan bien, en general, esas tecnologías, pero no saben utilizarlas de forma correcta, normalmente porque nadie se lo ha enseñado.

Así pues, intentemos no demonizar a la IA y hacer lo posible por conocer todo lo que puede hacer por nosotros. Pero también, si queremos utilizarla, hacerlo con conocimiento de su uso y sus consecuencias, y trasmitir esa idea a los que nos rodean. La IA ya está entre nosotros y cada vez más, queramos o no, por ello… ¿no es mejor adaptarse? Como el ser humano ha hecho siempre, al fin y al cabo.

Recordad que el miedo a la tecnología es fruto del desconocimiento.


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