‘Memoria’, por Said Messari, en Espacio 75

Afirmaba Jorge Luis Borges que somos nuestra memoria, un quimérico museo de formas inconstantes, imágenes que nos devuelven miles de fragmentos de un espejo roto. Cuando acudí de nuevo a Espacio 75 (Pilar de Zaragoza, 75) para asistir a la inauguración de Memoria, por Said Messari (4 de junio al 9 de julio), encontré que su espacio expositivo trascendía sus límites físicos, irrumpiendo en algunos paramentos y ángulos de su estructura obras surgidas de la misma pared como algo natural. Un espacio mágico, que te transporta desde la sencillez hasta lo trascendental.

Podría hablar de Said Messari (Tetuán, 1956) como un artista, pero deseo insistirles en clasificarlo como alquimista. Generalmente muchas personas al pensar en la alquimia recuerdan de manera simplista aquello de convertir piedras poco valiosas en metales preciosos. Entre los más grandes alquimistas de la Edad Media conocemos a Jabir ibn Hayyan, que afirmaba que lo más importante en la alquimia es trabajar mucho y experimentar, dado que sin ello no se alcanzarán los más altos grados del conocimiento. Esto es lo que hizo Said, utilizando la sencillez del agua y (la grandeza) del papel para decirnos muchas cosas. El material se transmuta y trasciende lo físico.

El papel, hace siglos inventado (114 d. C.) por Ts´ai Lu para el emperador He de la dinastía Han, y que los árabes se encargaron de introducir en Europa (siglo X), se considera uno de los inventos más importantes de la historia. Así Said decide usar el vehículo ideal de transmisión del conocimiento de generación en generación trascendiendo su corporeidad. Said reconoce que “Es un proceso muy mágico y en el que siempre sale alguna sorpresa”. Grabados en papel hecho a mano, japonés, en blanco crudo… Texturas de papel en apariencia simples, pero polisémicas.

Y como buen alquimista, Said debía transmutar su propia alma antes de conseguir que lo hiciera el material que trabajaba. Por ejemplo, nos habla de su memoria, deleitándonos al explicarnos la génesis de las piezas de Memoria de la infancia y Homenaje a la memoria infantil y el embrujo de la hipnotizante danza de lagartos en Natur, paradis memory.

También fascina el uso de las letras del alfabeto árabe para recrear una ciudad imaginaria en Letras con paisaje o la interesante Grafía con ritmo. Y pienso al ver la obra Cloud memory que Said enlaza con las nuevas tecnologías, pero que igualmente está engarzado con un pasado aún más remoto, tiempos en los que el papel no existía. Cloud memory recuerda un petroglifo, diseño simbólico tallado en roca allá en el Paleolítico - Neolítico. Eran el antecedente de la escritura según unos, arte simplemente para otros. Símbolo de la memoria, y de su pérdida.

Dispone también de obras como Water of life, usando grifos como signo esotérico de una modernidad para representar el agua, y otras como un sombrero y nubes que brotan de la pared en Homenaje a las nubes de Magritte. Y de repente irrumpe la misma Alhambra en Espacio 75 (Homenaje a la sala de reposo de la Alhambra), pareciendo resonar en tu interior el susurro del agua de la fuente del Patio de los Leones y a lo lejos una flauta (nay), el kanun (cítara árabe) y un úd (laúd árabe).


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