CINE. ‘Mi postre favorito’
ANA FRANCA ÁLVAREZ, 19 de diciembre de 2025
La directora Maryam Moghadam (1969) y el director Behtash Sanaeeha (Shiraz, 1980) una vez más se unen para co-escribir y dirigir una historia tierna y tranquilizadora, pero que de manera firme y contundente denuncia lo que se llama oficialmente en el Estado iraní Gasht-e Ershad, que es la unidad especial censora de lo moral. Esta “Patrulla de Orientación” es la que observa el código de conducta y vestimenta en los espacios públicos en el sistema actual de aquel país.
La historia narra la vida de una viuda septuagenaria que se llama Mahin (Lili Farhadpour. Teherán, 1961), quien vive en soledad y atrapada por el régimen de la moral de la Revolución iraní; sus hijos emigraron hace más de 30 años y no han tenido derecho a retornar. Ella, al paso de los años, intenta adecuar su vida al contexto que la rodea, hacer compras, cocinar, se reúne con sus amigas, a quienes les prepara exquisitos menús de año en año la distancia no les permite verse frecuentemente y entre ellas charlan sobre una posible vida en pareja con hombres de mucho vello.
Una tarde, en un comedor comunitario para jubilados, Mahin escucha una conversación entre comensales y descubre a un viejo taxista de alma libre, Faramarz (Esmaeel Mehrabi. Teherán, 1944), quien dice estar solo en la vida y desearía pensar que alguien lo espera en casa con la mesa puesta para compartir. Entonces Mahin lo sigue hasta la centralita de taxis donde trabaja y lo espera horas hasta el anochecer para solicitarle que la lleve a casa. Ahí, en la intimidad del taxi, sin sentirse perseguida por la “policía de lo moral”, ella aprovecha para invitarlo a pasar a su casa, y además le ofrece preparar el mejor pastel. Faramarz tímidamente acepta y al encontrarse descubren que al estar juntos abrazan el amor y la alegría de compartir el tiempo juntos una vez llegada la vejez.

Lili Farhadpour y Esmaeel Mehrab se lucen en la interpretación de sus personajes francamente entrañables que viven una noche inolvidable con plena libertad y ternura sin llegar a la cursilería.
Mi postre favorito es una película que nos invita a la reflexión sobre la soledad, la vejez y la represión moral en un contexto en donde las emociones afectivas son limitadas y criminalizadas. En la película esta atmósfera de opresión oficial-social no se palpa y repite todo el tiempo, pero sí nos da indicios constantes, como el duelo y la soledad de Mahin por más de 30 años, el acecho de la “Patrulla de Orientación” contra mujeres en las calles de Teherán o la vigilancia cotilla de las vecinas del barrio.
La resiliencia de Mahin desafía al sistema que prohíbe las emociones, los actos y las libertades de las mujeres. Asimismo, la historia pone de relieve la valentía de los dos directores, quienes enfrentan la censura oficial y destacan el recuerdo de libertades truncadas desde hace 40 años.
El estilo de la película permite un final clásico y esperado, sin embargo jamás renuncia a la valorización de la rebelión de sus personajes y finaliza con un toque melancólico, así como el reflejo de la tonalidad en blanco y negro de un país donde las creencias religiosas y morales de algunos se traducen en una prisión para todos.
La película se estrenó a nivel mundial en el Festival Internacional de Cine de Berlín. Ambos directores han sido sancionados en su país después de un proceso judicial y les han retirado sus pasaportes.
Moghadam y Sanaeeha cuentan con una película anterior con una denuncia abierta, El Perdón (2020), donde narran la injusticia de una pena de muerte decretada para un inocente.
Mi postre favorito se puede ver en casi todas las plataformas, pero con precio de alquiler o compra.

ANA ÁLVAREZ
