HISTORIAS DEL DISTRITO. La calle General Oráa [II]

“Ese momento íntimo, tan íntimo y tan solo, en que la luz se alza e ilumina la vida”.  Aurora Auñón  

Tengo un pequeño ritual que les confesaré. Convivo con mi madre en una corrala reformada (2009); probablemente se construyó a principios del pasado siglo. Al ser uno de sus últimos pisos, cada vez que abro la puerta de esta casa miro hacia arriba y puedo ver el cielo. El ritual consiste precisamente en esto, en esta sencilla operación que copié de un personaje de una película llamado Hirayama (Koji Yakusho), de Perfect Days (Wim Wenders). Representa el placer de las pequeñas cosas, muchas veces olvidado...

En el anterior artículo me quedé en el 19 (1910), y creo que merece la pena hacer una pequeña crónica de quienes allí vivieron. Abajo, en la calle, se hallaba una farmacia del sr. Subirchs. Entre sus vecinos contaba con algunos muy importantes a principios del s. XX:

— Políticos: el marqués de Sotomayor (senador).

— Diplomáticos: Joaquín Ramonet (consejero de la legación de Mónaco). Sobrino de la marquesa de Guadalcázar y “muy conocido en los círculos aristocráticos” (según La Corres) desde finales del XIX, se casó con Trinidad López Díaz Lerdo en el templo del asilo del Sagrado Corazón de Jesús (ya no existe este edificio; entonces ocupaba una manzana: Maldonado, Lagasca, Juan Bravo y Claudio Coello). Posteriormente Lhardy sirvió el almuerzo en casa de Trinidad López. La luna de miel transitó entre París viendo la exposición, Mónaco, “las principales ciudades de Italia” e incluso hubo escala en Lourdes. Tradujo obras literarias y fue asiduo colaborador de la sección “Revista Extranjera” de La Semana Católica, recibiendo por su labor la medalla de San Gregorio el Magno por el Papa (marzo 1913). Fue una triste noticia la muerte de su hijo Diego A. Ramonet y López, asunto que ocupo atención en las principales cabeceras de la ciudad.

Templo del asilo del Sagrado Corazón de Jesús, hoy desaparecido

— Académicos: el asturiano Luis Menéndez Pidal, de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, profesor en la Escuela de Artes y Oficios y pintor.   

Pero también vivía gente humilde como Eusebia Calabue, quien al bajar del tranvía que paraba allá en Diego de León se cayó, accidentándose…

Cerca de aquí vivía (Javi) Sama, ex-compañero del colegio con quien disfrutaba hablando de muchas cosas, jugando al baloncesto en Los Doce Apóstoles… Y más abajo, en María de Molina, vivía mi profesora Aurora Auñón, que la conocí en la escuela Santa Teresa que estaba en un palacete (Diego de León, 12). Luego volvimos a coincidir en el colegio General Mola. Recuerdo merendar y jugar en su casa, siendo niño, con sus hijos Fernando y Álvaro.

Aceras impares

Comenzamos en la esquina con Claudio Coello, donde a principios del siglo pasado se encontraba la vivienda de Eduardo Corredor (luego convertida en hotel) y seguidamente su jardín. Y a continuación, la casa de Juan García Mínguez. Actualmente ocupa ese terreno un edificio funcional denominado “edificio Salamanca” (1970), decorado al entrar con un altorrelieve futurista.

Posavasos del Pub Contrastes, que se encontraba en el número 23 de la calle

A continuación, el 23 (1950), donde estaba Contrastes, una especie de pub discoteca.

Terminaremos en la esquina con Lagasca, donde se edificó un conjunto armónico denominado los “cuatro edificios de viviendas para José Rivas” (1911-1912). Inicialmente, el empresario madrileño Juan José Rivas Massegur tenía los terrenos del 125–127, y posteriormente se hizo con toda aquella esquina. Contó con los arquitectos Mariano Belmas y Francisco Reynals, que dieron a este conjunto un aire afrancesado. El de la esquina de General Oráa (121) y el 125 son los más espectaculares, con miradores acristalados, ménsulas y coronaciones. Los otros dos (123, 127) son más sencillos, y tienen balconadas corridas.

Justo en esta esquina estaba Antojos, una tienda de golosinas y productos para cumpleaños y fiestas.

Hace poco, Fernando, el hijo de Aurora, me recordó que en este tramo, en los impares, existía un supermercado Susan que contaba incluso con un apartado de maquetas; el Bazar Ana, que era una juguetería pequeña.   

Aceras pares

Este lado de la calle General Oráa, a finales del XIX y principios del XX, eran desmontes; con la excepción de que ya estaba instalado el convento de Santo Domingo (Claudio Coello, 114) y en su parte de atrás (dando a Lagasca) existía un huerto (en otros planos aparece un cementerio).

A principios del XX tiene en el esquinazo con Claudio Coello un terreno perteneciente al señor conde de las Almenas “sin desmontar ni vallar”. El otro, partiendo de la diagonal a la derecha, es un solar perteneciente al Sr. conde de Finat, y a su vez dentro del mismo, hacia la mitad de Lagasca, una pequeña parcela perteneciente a D.ª Dolores Finat.

Almudena, otra ex-compañera del colegio, me recordó los dulces y pasteles de “Cediel” (Lagasca), donde se podía disfrutar de bambas de la mejor nata montada.

Disculpen este momento proustiano inevitable…


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