HISTORIAS DEL DISTRITO. Balmoral

“El sonido de una danza  me ha llevado hasta aquí, 
el portal que has cruzado  lleva al país del pasado 
y me filtro en la pared.” 
Balmoral, Loquillo
   

Al norte de la isla de Gran Bretaña, en el condado de Aberdeen (Escocia), existe el castillo de Balmoral (siglo XIV). Es, más bien, una mansión majestuosa que cuenta con almenas estilo francés, una espectacular torre del reloj... Alrededor de ella existen 20.000 hectáreas de bosques, colinas y pastizales que albergan ciervos rojos, ardillas y urogallos. Y cerca de 150 edificios: desde una pirámide dedicada por la reina Victoria de Inglaterra al príncipe Alberto hasta una destilería de whisky de malta… 

Hablando de Balmoral y whisky escocés de malta se me viene a la memoria Loquillo. Gustaba del whisky escocés, y a su segundo disco en solitario lo denominó Balmoral (2008). Se lo dedicó a la coctelería Balmoral. 

► Loquillo, con Manolo, barman de Balmoral (foto Thomas Canet).

Por Balmoral los noctívagos que lo conocieron aún guardan luto desde su cierre. Era un lugar especial y me atrevería a decir que mítico donde a los asiduos se les salía el amor por el borde de sus copas. Y como escribió el periodista Eugenio Suárez: “fue punto de encuentro, lugar seguro donde sentirse al abrigo de la muchas veces incómoda realidad”. 

► Barra de Balmoral, donde los clientes tomaban sus copas a media luz.

Balmoral (calle Hermosilla, 10) nació un día de Santa Bárbara (4 de diciembre de 1955), y lo fundó un antiguo barman del Palace, Ritz y Pasapoga: Jacinto Sanfeliú Brucart.  

Sanfeliú no era simplemente un barman... En 1943 publicó el libro Cien cocktails, y cinco años después El bar, evolución y arte del cocktail. Ideó el cóctel “paso a nivel” (1943), compuesto por mitad de anís Las Cadenas y la otra mitad con brandy de Jerez Byass. Luego llamó “sol y sombra” (1949) al compuesto por 1/2 de anís y 1/2 de brandy. También creo el “San Francisco” (limón, naranja, piña y granadina), versión de otro, el “pussyfoot”, creado por el barman belga Robert Vermeire a principios del siglo XX.  

► Balmoral, mítica coctelería de Madrid (foto principal), hoy desaparecida, que toma el nombre del famoso castillo escocés.

A Balmoral se accedía subiendo ocho escalones, y al entrar encontrabas cortinas de terciopelo grueso. Una vez las traspasabas, las paredes estaban decoradas muy fin de siècle pero llamaban la atención las cornamentas colgadas en ellas. Los periodistas Ussía y Moncho Alpuente coinciden que aquel sitio parecía tener “hechuras de refugio de caza escocés”. Sillones de terciopelo en los laterales, sillones orejeros y en la barra taburete inglés donde tomabas copas a media luz. 

Pero disculpen, les he hablado del escenario, pero no de los principales personajes. En primer lugar, quienes lo llevaban: Ángel, Manolo y Agustín. Por él pasaron todo tipo de personalidades: nobleza, militares, grandes empresarios, escritores, periodistas… El periodista David Gistau afirmó que “Balmoral se convertía [a medianoche] en otra cosa, en una guarida que ha influido en muchos escritores y periodistas que hacían la mili de las letras en Madrid”. Eran asiduos los periodistas Eugenio Suárez (contaba con su tertulia respectiva) y Jorge Berlanga; el escritor Luis Alberto de Cuenca, el director de cine Óscar Aibar, el fotógrafo Alberto García-Alix; los músicos Jaime Urrutia (Gabinete Caligari), Loquillo, Sabino Méndez y el célebre mánager Ignacio Cubillas Pito (Parálisis Permanente, Loquillo, Alaska, Héroes del Silencio). 

Tal era su leyenda que una marca célebre de ginebra lo recreó las Navidades de 2016 con murales creados por Javier de Juan y el grupo de grafiteros Spock. Balmoral cerró en 2006, y con él “termina la historia, no lo bastante contada, de un rincón de Madrid equidistante de Ava Gardner y la Movida, de Foxá y Loquillo. Y no queda más remedio, ahora sí, que buscarse otro bar.” 

► Loquillo, en la coctelería Balmoral (foto de Thomas Canet).


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