De precios y burbujas



ROBERTO BLANCO TOMÁS. Noviembre 2017.

Acabo de ver los datos que ofrece el portal inmobiliario Fotocasa, y resulta que el precio del alquiler de vivienda ha crecido en nuestra Comunidad un 1,8% en el tercer trimestre del año, habiéndose situado en los 11,71 €/m2 en el mes de septiembre. Ello sitúa a Madrid un 46,9% por encima de la media nacional (7,97 €/m2 al mes), solo superada por Cataluña (12,29 €/m2 al mes). Y otro dato la mar de interesante: estamos ya raspando el máximo histórico de la Comunidad de Madrid, 11,81 €/m2, alcanzado muy poquito antes de la crisis, en el 2007.

Suben los alquileres, y también suben los precios en el mercado de la compraventa de vivienda. Urban Data Analitycs, empresa especializada en el análisis del mercado inmobiliario, alerta de que en algunas zonas de grandes ciudades como Madrid el precio de los pisos ya está muy próximo a los valores más altos registrados en el último boom.

Así que solo diez años después, la historia se vuelve a repetir. Luego llegan las crisis, estallan las burbujas, y los que pierden invariablemente son “los de abajo”. Porque es a “los de abajo” a los que desahucian, mientras los bancos se quedan con las casas y las mantienen cerradas en espera de mejores negocios. Pueden hacerlo, pues no solo nadie se lo impide, sino que además les rescatan. A quien no rescatan es a la gente corriente, claro, que de la noche a la mañana pierde lo poco que ha podido juntar en una vida, y se ve en la calle. Quienes llegan a la calle, pues recordemos que ya ha habido unos cuantos suicidios por esta cuestión. Esto es así de serio.

Y ello pese a que el artículo 47 de la Constitución Española dice: “Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación. La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos”.

Qué bien, entonces es que no se está cumpliendo la ley: solo hay que hacer que se cumpla para garantizar que todos tengamos donde caernos muertos… Pues no, ingenuo, porque al estar ubicado este artículo en el capítulo de los principios rectores de la política social y económica de la Constitución, resulta que, según el artículo 53.3, estos principios “solo podrán ser alegados ante la Jurisdicción ordinaria de acuerdo con lo que dispongan las leyes que los desarrollen”. Y aquí no ha desarrollado nada ninguna ley, así que es como si ese artículo no existiera. Vamos, que ponerlo en la Constitución para esto parece más cosa de recochineo de los “padres de la Carta Magna”.

En cualquier caso, reconociendo la importancia de la vivienda, que ha merecido un artículo propio en “la consti” y todo, y visto ya que no nos van a garantizar a todos los españoles una, cabría esperar que al menos se regulase su mercado como “bien estratégico”, o “de primera necesidad”, o como queramos llamarlo… Más aún cuando tenemos la experiencia de lo que pasó con la última burbuja y su reventón, aunque solo sea para no estar asistiendo a una catástrofe inmobiliaria cada equis años… Pues ahí arriba tienen los datos: nada de nada.

Uno no espera moralidad del capital inmobiliario o de los bancos: son empresas privadas, cuyo único objetivo es ganar dinero para sus accionistas. Pero sí podría esperarla de los políticos, que se supone que son las personas elegidas para gestionar el sistema buscando la prosperidad y el bien común, sobre todo viendo lo dignos que se ponen cuando se les echa en cara cosas como ésta. Pero no hay más que ver los telediarios y la sucesión de casos de corrupción que salpican a unos y otros para darse cuenta de que esto no funciona así, que los poderes económico y político son uña y carne, buscan su propio beneficio, y los demás tenemos que tragarnos lo que nos echen. Y cuando vienen las crisis, que con esa forma de proceder por su parte siempre terminan llegando (si es que alguna vez se van), por supuesto pagamos nosotros... Y esto tiene que cambiar.

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