Escabiosis: la sarna

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Escabiosis: la sarna



Amadeo-M. Rey y Cabieses Médico

El Sarcoptes scabiei es un ácaro que parasita al hombre hace 3.000 años. En los siglos XV y XVI se describió este animal, que penetra en la piel donde ocasiona la sarna o acariosis sarcóptica, caracterizada por ocasionar prurito (intenso picor, especialmente nocturno) y erupción cutánea -por reacción alérgica al ácaro-, y unos surcos subcutáneos, similares al trazo de un lápiz, labrados por la hembra del animal. Pintores como Hauptman lo reflejaron en el s. XVIII. Giovanni Bonome describió el agente causal, sus huevos, el surco y el contagio de la enfermedad, y Linneo lo clasificó como Acarus Humanus Subcutaneus. En el s. XIX un estudiante corso, Renucci, demostró a su profesor Albert la presencia del ácaro en las lesiones cutáneas. Mide 0,4 mm de largo y 0,3 mm de ancho, tiene ocho patas, y cuerpo ovoideo.


La sarna puede afectar a cualquier persona sin importar sexo, edad, condición socioeconómica o higiene personal, pero es más frecuente en hacinamientos de personas ya que el contagio es por contacto de piel a piel. Durante las dos guerras mundiales las condiciones de los campos de concentración produjeron epidemias. Los ancianos son más susceptibles a padecerla y más sensibles a sus efectos, por la disminución de defensas, el estrecho y frecuente contacto, el diagnóstico tardío de la enfermedad, que puede ser confundida con eccemas, dermatitis de contacto o reacciones alérgicas a fármacos.


Los animales domésticos no la padecen ni transmiten. El haberla ya sufrido no confiere inmunidad. Se debe evitar el contacto con infectados y nunca compartir vestimentas o ropa de cama. Si la padece un miembro de la familia, el tratamiento deben recibirlo todos los que conviven con él. Si se produce en una institución (geriátrico, colegio, guardería, cárcel,...) debe tratarse a todos quienes allí residan o acudan.


Nunca se deben usar remedios caseros sino tratarla con aplicaciones de permetrina al 5% en crema y lociones, del cuello para abajo en toda la piel, desde la barbilla a los pies, antes de acostarse, retirándola con el baño matinal, repitiendo el tratamiento a los cinco y a los diez días del primero. También existe champú de permetrina para el pelo que se aplicará durante los mismos días.


El excesivo rascado puede sobreinfectar la zona: el prurito puede aliviarse con paños frescos y lociones de mentol, calamina o acetaminofenilo. En algunos casos el médico recetará antihistamínicos para el picor. Debe lavarse toda la ropa de cama, toallas y ropa interior con agua muy caliente y plancharla. Es esencial seguir las instrucciones terapéuticas escrupulosamente para erradicar al ácaro evitando usar esteroides ni otras cremas no recetadas por el médico.


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