Reflexiones sobre la pandemia de la COVID-19

Creo que esta tremenda pandemia, que efectivamente sabemos que es así, a nivel universal, gracias a la rapidez de difusión de las noticias, también por la misma causa de esta facilidad de difusión hace muy fácil la de falsedades, bulos e intentos de manipular la opinión popular. Por eso hay que tratar de constatar la fiabilidad de las fuentes y la veracidad de lo que dicen. También pone de manifiesto, según las reacciones de cada cual, la calidad humana y la sensibilidad, la capacidad de empatizar con los demás. Podemos ver la gran cantidad de personas que están demostrando capacidad de dedicación y entrega hacia los más vulnerables. Mientras otros, una minoría pero los que más ruido arman, gente acomodada, salen a la calle reclamando “libertad”. Pobre gente que tiene que abandonar la comodidad de sus lujosas mansiones y con cacerolas nuevecitas, que probablemente ni saben para que se usan. También han usado la cubertería familiar, todo cuanto haga ruido, hasta los palos de golf, ya que no pueden ir a su club. Por eso están desesperados y usan esos palos de golf para golpear señales de tráfico y semáforos, y deben sentirse liberados actuando como haría cualquier gamberrete. Otros lo hacen con más poderío, yendo en su lujoso descapotable conducido por su chófer, con la bandera ondeando y él vociferando con un megáfono en la mano. Qué preocupación y sensibilidad muestran todos estos seres con lo que está pasando.

Cuando se supere esta tremenda crisis en todos los aspectos, pero primero y principal la salud de toda la población sobreviviente, creo o tengo la esperanza de que no sea volver a lo que algunos consideran lo normal, lo de antes. Creo que se impone replantear cuáles deben ser las prioridades, y debemos plantearnos unos principios universales básicos. Hemos visto que todos somos vulnerables y que la investigación, en lo que afecta a la salud, debe considerarse un bien común universal, y por tanto no debe depender de empresas privadas. Así que a nivel mundial debería organizarse una comisión de expertos que comenzara a poner en marcha la I+D universal, que no debe depender de lo que quieran decidir los políticos de turno, sino que debe considerarse una prioridad a todos los niveles de autoridad y debe mantenerse con el pago de impuestos adecuados y proporcionales.

En cada país debe ser el Gobierno y los estamentos oficiales quienes gestionen los servicios públicos de salud y de atención a los servicios básicos y necesidades de la ciudadanía más vulnerable. Nuestro país debería coordinarse con la Unión Europea, y si no es posible con todos los integrantes, al menos debería tratarse de establecer un acuerdo firme con los países con los que tenemos mayor afinidad.

Esto es mi primer apunte de deseos para después de la pandemia. No sé si la naturaleza ha querido demostrar lo que Greta Thunberg pretendía que entendiéramos, pero ha servido para ver que la contaminación podía controlarse (con el confinamiento hemos podido ver los cielos limpios), y debería servir también para que cambiáramos los hábitos.


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