Arqueología urbana

Las obras de remodelación de un local comercial en la calle Alcalá sacan a la luz vestigios del viejo Madrid

La Droguería-Perfumería Europea era uno de los comercios con más solera del tramo de la calle Alcalá que se extiende entre las plazas de Manuel Becerra y Las Ventas. Su llamativa fachada de madera de color rojo intenso llamaba la atención del público. El establecimiento cerró definitivamente en el verano de 2023 tras 80 años de actividad y poco después dieron comienzo las obras de remodelación del local para darle un nuevo uso. Los trabajos incluyeron el desmontaje de la portada de la droguería-perfumería, bajo la cual aparecieron los vestigios del anterior comercio que existió en este lugar a principios del siglo XX.

Se trataba de una serie de rótulos pintados a mano sobre la propia fachada, en los que con alguna dificultad podía leerse: “Batería de cocina completa / Porcelana por kilos – Herraje para obras de todas clases y clavazón – material eléctrico / Instalación completa”. En la fachada también estaba rotulado el número 181, que era el que le correspondía al edificio en aquella época (ahora es el 221). Sobre uno de los cierres metálicos se conservaba además un letrero de madera igualmente pintado a mano que llevaba el apellido del propietario del negocio: “Zamarro”. A la izquierda, otro letrero ya desaparecido probablemente anunciaba que era una “Ferretería” o quizás aparecía el nombre del propietario, llamado “Teodoro”, nunca lo sabremos. Estos rótulos tenían ya casi un siglo a sus espaldas, ya que la ferretería aparece anunciada en el Anuario industrial del año 1929.

La aparición de estos vestigios del viejo Madrid sirve para reflexionar sobre la intensa transformación que ha vivido este tramo de la calle Alcalá a lo largo del tiempo. Fue parte del antiguo camino de Madrid a Alcalá de Henares, de donde le viene el nombre, luego se denominó “Carretera de Aragón”, y en tiempos más recientes se convirtió en la prolongación de la calle de Alcalá, que actualmente se extiende ya hasta Canillejas. La urbanización de estos terrenos no tendría lugar hasta finales del siglo XIX, fomentada por el crecimiento del barrio de Salamanca. En el año 1900 buena parte de este tramo de la calle de Alcalá estaba aún ocupado por la Quinta Nogueras, de la que hoy pervive una parte como Parque de Eva Perón, y una serie de casas de campo con amplios jardines. Al otro lado de la calle, donde ahora se levanta el parque de bomberos, estaban las cocheras de los Tranvías del Este, que comunicaban esta zona con la plaza de Cibeles.

La zona ya era frecuentada entonces por los madrileños, atraídos por los bailes y merenderos que existían en las llamadas Ventas del Espíritu Santo, a orillas del arroyo Abroñigal (actual M-30). El ambiente de aquellos años quedó reflejado en la obra Madrid. Escenas y costumbres del pintor y escritor José Gutiérrez-Solana, publicada en 1913: “Me apeo del tranvía eléctrico en las Ventas; es domingo, y presenta aquel sitio la animación propia de esos días en Madrid”.

Publicidad de la ferretería de Teodoro Zamarro en el Anuario industrial de 1929.

“Todos los establecimientos de la cuesta [de la calle de Alcalá] están llenos de gentes que beben y comen; en las tiendas de comestibles se ven barreños de aceitunas, enormes barriles de escabeche, de arenques prensados, cajas con boquerones de Málaga. Hay también pescaderías, carnicerías con vacas y terneras abiertas por el vientre y cerdos boca abajo… Peluquerías económicas de 15 céntimos, tapadas sus vidrieras, como las tabernas, por cortinillas de percal rojo, y en la puerta, colgando de un hierro, una bacía de cobre, toda abollada…”

Fue a partir de la inauguración de la plaza de toros de Las Ventas a principios de los años 30 cuando el protagonismo de este sector de Madrid se multiplicó, adquiriendo un carácter comercial y de ocio que se ha mantenido hasta nuestros días, aunque el proceso de renovación de los locales ha sido constante. En las últimas décadas han desaparecido, por ejemplo, los establecimientos dedicados al alquiler y venta de vehículos, los cines (Becerra, Voz, San Remo), las tiendas de ultramarinos y de ropa y varias cafeterías famosas, como la del boxeador Fred Galiana o El Albero, y se han ido instalando nuevos negocios.

Los viejos rótulos descubiertos en la calle de Alcalá no son el único vestigio del pasado que ocasionalmente aparecen en el Distrito Salamanca. Hace pocos meses salieron a la luz varios tramos de raíles de las antiguas líneas de tranvías durante las obras de remodelación de la plaza de Felipe II. Otros ejemplos de rótulos comerciales pintados a mano son aún visibles en la fachada de un local situado en el número 55 de la calle Francisco Silvela, en la que aún puede leerse “Transportes generales”, y en la medianería del número 40 de la calle Núñez de Balboa, donde existe una vieja publicidad de venta de pisos que pronto quedará oculta, quizás hasta dentro de un siglo, por una nueva edificación.

FOTO: Detalle de los rótulos descubiertos bajo la fachada de la Droguería-Perfumería Europea. Fotografía: F.J.P.M.


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