Alfa Romeo 4C Spider: diseño y radicalidad al aire libre



JESÚS A. BORNAO. Julio-agosto 2018.

Alfa Romeo cumplió el 24 del junio pasado nada menos que 108 años, todos ellos dedicados a la deportividad, a la competición y al diseño en su ADN. Gracias a esa exclusividad ha podido subsistir en el mercado haciendo frente a las grandes empresas generalistas de automoción. Exclusividad y deportividad son los dos pilares sobre los que desde su fundación se ha asentado siempre esta pequeña marca italiana radicada en Módena.

Para acceder a unas prestaciones deportivas hace falta mucha ingeniería, mucha experiencia y soluciones de vanguardia. Alfa Romeo, que siempre ha tenido en su catálogo modelos de dos plazas, descapotables, nos deleita con su modelo 4C Spider desde 2015, producido de forma artesanal en Módena, donde con todo detalle se sigue la línea innovadora y el seductor diseño italiano.

No se trata de fabricar un coche, se trata de fabricar un vehículo pasional, de altas prestaciones, exigente con su conductor y con el que se disfrute. Para ello, Alfa Romeo ha acudido a la fibra de carbono en su chasis monocasco, con un peso de solo 73 kg, y el marco del parabrisas como elemento de protección en caso de vuelco y rigidez a la torsión. La ligereza del carbono permite una relación peso/potencia espectacular a nivel de prestaciones de superdeportivos. El cárter y los bastidores delantero y trasero están fabricados de aluminio, por lo que ofrecen solidez con una gran ligereza. La carrocería exterior se fabrica con compuesto SMC, un material de baja densidad que combina su bajo peso (un 20% más ligero que el acero) con su estabilidad dimensional, comparable a la del acero y superior a la del aluminio. El conjunto pesa 940 kg, cifra ridícula tratándose de un descapotable que necesita ir reforzado en la parte baja de su carrocería al carecer de techo que rigidice el vehículo.
Exclusividad y deportividad son los dos pilares sobre los que se ha asentado esta marca

Para mover al Spider,  Alfa Romeo acude a un avanzado motor de aluminio con turbo de última generación, con 1750 cc, inyección directa, intercooler y distribución variable, que desarrolla una potencia de 240 CV, ubicado en posición central, lo que le permite un reparto de masas al 50% entre el tren delantero y el trasero, otorgándole una estabilidad y una facilidad de manejo en curvas que lo hacen muy divertido.

Puede parecer que 240 CV son pocos, pero son muchos más de los necesarios para mover a la velocidad del rayo a un vehículo que no llega a los 1.000 kg de peso y es capaz de acelerar de cero a cien en 4,1 segundos, gracias a la función “Launch Control” que minimiza las pérdidas de tracción y a la magnífica relación peso/potencia, y alcanza una velocidad máxima de 256 km/h. La transmisión al eje trasero corre a cargo de la ultrarrápida caja de cambios de doble embrague Alfa TCT, con seis velocidades, y el selector Alfa DNA con cuatro modos de conducción, que afectan tanto a la respuesta del motor como del cambio, entre otros. En la posición más deportiva, llamada “Race”, los cambios de marchas se alcanzan en solo 130 milisegundos, además de desconectar las ayudas electrónicas a la conducción, para hacerla más deportiva.

Para el sistema de frenado, Alfa Romeo acude a discos perforados de ventilación automática y pinzas Brembo en las ruedas delanteras, lo que permite que el 4C se detenga mientras avanza a 100 km/h en tan solo 36 metros

El 4C Spider mantiene la mayoría de los rasgos estilísticos del 4C Coupé, como una carrocería excepcionalmente baja, con solo 1,18 metros de altura, y unos atributos deportivos. El cierre del techo se confía a una lona desmontable para dejar al descubierto el habitáculo. Se prescinde de elementos que añadan peso al conjunto, que no dispone de dirección asistida.

Este prodigio de diseño e ingeniería está destinado a transmitir sensaciones, a sentir la conducción en estado puro e incluso a entrar en circuito. Si lo que buscan es un vehículo cómodo y convencional, éste no es el suyo.

 

 

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