La neumonía

A partir del final de la pandemia de COVID-19 y la paulatina retirada de la mascarilla, a la que nos habíamos visto obligados para evitar los contagios por coronavirus, los neumólogos comenzamos a detectar un incremento en los episodios de infecciones respiratorias, aunque también hay que decir que en estas fechas invernales son más frecuentes que en otras épocas del año.

Entre ellas está la neumonía, cuya incidencia en España se estima entre 2 y 10 casos por cada 1.000 habitantes, si bien estas cifras han ido aumentando en los últimos tiempos. La neumonía es una infección a nivel pulmonar, que puede afectar a uno o a ambos pulmones, cuyos síntomas más característicos son fiebre, tos con expectoración purulenta y dolor en uno de los costados, principalmente al respirar.

Las personas con más riesgo de padecerla son aquellas que se sitúan en las edades extremas de la vida, principalmente los ancianos. También están los fumadores y los que asocien patologías respiratorias crónicas o estén recibiendo tratamientos que puedan bajar sus defensas.

Antes de definir su tratamiento, es preciso establecer un diagnóstico diferencial con otras infecciones respiratorias.

La medicación para acabar con ella son los antibióticos, cuyos ciclos suelen ser de unos siete días en función de la gravedad de la neumonía. Es recomendable hacerse una radiografía un mes después de haber finalizado el tratamiento para confirmar su completa resolución.

A veces, sin embargo, se hace preciso el ingreso hospitalario, que será prescrito cuando el paciente presente algún dato de gravedad, como que se encuentra en situación de insuficiencia respiratoria, que la infección afecte a varios lados del pulmón o que asocie alguna enfermedad grave.

La principal complicación que pudiera presentarse es la insuficiencia respiratoria, que se tratará con oxígeno durante el ingreso. Ocasionalmente dejaría alguna pequeña cicatriz a nivel pulmonar, que no tiene por qué dar clínica al paciente, y, en casos muy graves, puede ocasionar ingresos en la UCI.

La neumonía puede estar provocada por múltiples gérmenes para los que no tenemos forma de prevenir su contagio. La única y mejor forma de intentar evitarla sería vacunarse de aquellos gérmenes para los que sí tenemos vacunas, como el neumococo, microrganismo que más frecuentemente produce neumonía en la edad adulta, en aquellos pacientes para los que esté indicado, así como de la gripe y de la COVID.

Dra. Belén López-Muñiz Ballesteros,
Neumología y Broncoscopia


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