‘Paisajes de tinta’ de Luís Coquenão



GALERÍA FERNÁNDEZ-BRASO. Octubre 2017.

En la Galería Fernández-Braso, hasta el 28 de octubre

Conocimos las pinturas de Luís Coquenão (Lobito, Angola, 1953) a través de su galería de arte de Braga (Portugal), Mário Sequeira, con quien lleva trabajando desde finales de los años noventa. Llamó nuestra atención la forma de evocar la naturaleza a través de una pintura muy fluida y transparente que, como ocurre con la acuarela cuando humedece el papel, va generando formas más o menos precisas, más o menos imprecisas; mediante manchas, gestos apenas vislumbrados, espacios, luz. La obra, al final, conforma un paisaje entre soñado, imaginado y evocado que contrasta con la artificiosidad que desprende la utilización de colores propios del diseño y la impresión. La pintura, así, actúa en favor de un movimiento de ida y vuelta. Construye imágenes que conectan con las asimiladas y reconocidas por el espectador al tiempo que resalta las cualidades intrínsecas de la propia pintura.   

En el catálogo que se ha editado con motivo de la exposición, el editor, crítico y comisario de exposiciones David Barro, buen conocedor del panorama artístico portugués, comenta que “Luís Coquenão entiende la pintura como un acto de tiempo, extremadamente débil. La imagen despliega su propio tiempo y para el espectador ninguna imagen es captada en la primera mirada. Juega así con los márgenes de la visión y los fragmentos, con desórdenes, hasta llegar a un interesante estado de ‘suspensión’”. “En cierto modo, los paisajes de Coquenão también se consumen, se erosionan hasta tornarse definitivos, precisamente cuando el vacío se torna un ente activo. Lo que se pinta, efectivamente, es la distancia, que se nos entrega como una visión movediza, que unas veces gotea y otras se escurre, pero que en todo caso siempre se abisma. De ahí lo acertado del título: paisajes de tinta”.
"Coquenão entiende la pintura como un acto de tiempo"

La distancia de la que habla David Barro nos recuerda las palabras de Th. W. Adorno, filósofo afín a Coquenão, autor de una imprescindible Teoría estética y gran valedor de la idea de “autonomía del arte”. Para Adorno, el arte demuestra ser tanto más “social” cuanto más se aleja de la sociedad. Y Coquenão parece alejarse en busca de otros territorios, menos evidentes, más casuales y azarosos, tratando, como decía Baudelaire, “de extraer lo eterno de lo transitorio”.   

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