Los vecinos y la Renta Básica Universal

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Los vecinos y la Renta Básica Universal


Preguntamos en el barrio sobre nuestro tema del mes de enero


ROBERTO BLANCO / ÁFRICA MARTÍNEZ

Como cada número, hemos preguntado a varios vecinos sobre nuestro tema del mes, en esta ocasión la Renta Básica Universal, el derecho de toda persona a percibir una cantidad periódica que cubra, al menos, las necesidades vitales sin contraprestación alguna.

Sara González piensa que “a corto plazo sería una medida muy positiva. Ayudaría a las rentas muy pobres a salir adelante, pero creo que a largo plazo volveríamos a estar igual. Subiría la inflación y volveríamos a estar en el punto de partida. Pero a los autónomos nos daría un balón de oxigeno muy importante”. A Cristo M. Armas le parece “perfecto”, y a Elena Jiménez también le merece “muy buena opinión”. “Creo que forma parte del proceso lógico de avance de la humanidad —nos dice—. Si en determinado momento nuestra conquista ha sido la educación o la sanidad, ahora es el momento de abogar por una Renta Básica. Para mí, tiene que ver con una nueva distribución de la riqueza, entendiendo ésta no como un bien propiedad de unos pocos, sino como fruto de los aportes de la humanidad en todos los campos, y por tanto patrimonio de todos”. Eugenio Martínez tiene dudas: “no sé qué pensar, creo que es mejor dar a la gente un trabajo antes que dinero. Y a aquel que tenga dificultades para encontrarlo o algún tipo de limitación, dar alguna ayuda y exención de pago de ciertas necesidades básicas”. Mayte Quintanilla sostiene: “si antes era una idea lógica y coherente, ahora con la crisis es absolutamente necesaria. La Renta Básica contribuiría al reparto de la riqueza, a la activación de la economía, a la libertad de las personas, a la capacidad de negociación de las condiciones laborales, a la creatividad y, por fin, a la compensación económica a aquellos que trabajan incesantemente (trabajo doméstico, cuidado de familiares, voluntariado)”. Carlos Manuel Arias opina: “hoy nos encontramos con una gran cantidad de conocimiento y tecnología que nos permite una productividad nunca vista antes. Cada vez se necesitan menos personas trabajando y creamos mayor abundancia. El sistema económico está desfasado con respecto a nuestra técnica. Yo veo la Renta Básica más como una medida transitoria hacia otro tipo de sistema no necesariamente monetario”.

Partiendo de estas bases, les preguntamos si estarían de acuerdo con su instauración en España. Sara estaría “muy de acuerdo. Es una de las únicas vías que hoy por hoy podrían tener muchas familias para escapar de la pobreza”, opina. También Cristo: “todo ciudadano debería tener cubiertas mínimamente sus necesidades”, sostiene. Elena está “completamente de acuerdo. La situación actual la convierte en una posibilidad real, pero no solo por la cuestión puramente económica, sino porque algo está cambiando en nuestras cabezas”. Eugenio, sin embargo, no está de acuerdo: “creo que en países más civilizados esa Renta Básica no sería un problema, pero en España no la veo viable: estoy seguro de que habría mucha gente acomodada a esa renta o que tendría ingresos extra en negro”, piensa. Mayte, sin embargo, estaría “absolutamente de acuerdo, porque en España se vive una situación de emergencia, con una gran cantidad de población sin empleo ni ayuda de ningún tipo, y una proporción enorme de trabajadores que después de poner su esfuerzo en producir riqueza no obtienen los ingresos imprescindibles para cubrir las necesidades básicas. Y sin embargo existe esa riqueza, concentrada en manos de los grandes capitales”. Carlos Manuel concluye: “estaría de acuerdo con su instauración a nivel global, puesto que la idea surge de la declaración de los derechos humanos, esa hoja de ruta que dice que todos tenemos derecho a una vida digna. La Renta Básica es universal, no nacional”.

Terminamos preguntando si deberían recibirla todos los ciudadanos. Sara razona: “si es universal, ha de ser a todos por igual. Otra cosa es que de manera solidaria se plantee el hecho de poder renunciar a ella a favor de personas que lo necesiten”. Cristo considera esta medida para los “residentes acreditados”. Elena argumenta: “si el progreso de la humanidad ha sido aporte de todos, no veo razón alguna por la que no se nos deba dar a todos. Soy consciente de que el cambio sería tan brutal que requeriría de una puesta a punto, de manera que probablemente su inserción sería de forma escalonada partiendo de los sectores más necesitados y avanzando hacia lo universal. Pero la aspiración es que se lleve a la práctica de forma individual, universal e incondicional”. Eugenio opina: “creo que serían necesarios algunos requisitos. Que no la reciban quienes ganen más de cierta cantidad, y para los que la reciben, controles sobre si realmente la necesitan”. Mayte: “la Renta Básica debe ser incondicional. Las asignaciones monetarias condicionadas necesitan un aparato burocrático, que genera absurdos costes de gestión. Además, la Renta Básica es un derecho, no una limosna”. Carlos Manuel opina parecido: “hay evidencias más que suficientes de que las condiciones de los subsidios suponen un montón de problemas burocráticos que repercuten en los que más las necesitan. La incondicionalidad de la RBU elimina estos problemas. Y pretender establecer requisitos es no haber entendido el concepto de que todas las personas tenemos derecho a una vida digna”.

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