La huella de Miguel Hernández en La Guindalera

El poeta y dramaturgo oriolano Miguel Hernández (1910-1942) malvivió, desde aproximadamente mediados de diciembre de 1931 hasta mediados de mayo de 1932, en el número 4 de la calle Francisco Navacerrada del barrio de La Guindalera, en la zona más próxima a la calle Cartagena. A continuación del portal número 2, hay una agencia de viajes, un garaje, una tienda de ropa infantil y el portal número 6. No hay portal número 4. La agencia y la tienda figuran en la guía Páginas amarillas con los números 2 y 6 respectivamente. Al garaje le correspondería el número 4, si existiera. No queda rastro de la Academia Morante, donde Miguel Hernández ocupó una habitación, gestionada por su amigo oriolano Alfredo Serna García, profesor de la Academia. A cambio de la habitación sin derecho a comida, el poeta ejercía tareas de conserje.



Francisco Navacerrada y su paralela Roma formaron parte, entre otras calles de La Guindalera, del Madrid Moderno de fines del XIX hasta su demolición después de la segunda mitad del XX. Los edificios de ese Madrid eran viviendas unifamiliares de estilo modernista con planta baja, patio interior y dos alturas. Al principio de la calle Francisco Navacerrada se conservan dos: una en obras, en el número 3; otra, una escuela infantil, en el número 5. La especulación y la fiebre constructora de los años 70 propiciaron la demolición y construcción de viviendas de 7-8 plantas.

El nombre de Francisco Navacerrada procede del contratista que en 1893 adquiere 62 de esas viviendas unifamiliares u hotelitos, que luego amplía hasta casi un centenar. Una avenida en el barrio de Palomeras Sureste, distrito de Puente de Vallecas, y una estación de Metro de la línea 1 tienen el nombre de Miguel Hernández, quien en 1935 conoció el entonces pueblo de Vallecas y estuvo vinculado afectiva y estéticamente a la surrealista Escuela de Vallecas. Pero en Francisco Navacerrada, donde residió 5 meses, no hay ni puede haber ninguna placa que le recuerde, porque en el ayuntamiento de Madrid, regido en 1965-1973 por Arias Navarro, se encargarían de que no la hubiera, suprimiendo el número 4. Tal vez al Colegio Público Guindalera de la calle Boston se le pudiera agregar el nombre de Miguel Hernández, para que en el barrio quedara memoria suya.

Un coche se detiene ante el paso de peatones próximo a la calle Cartagena, frente al número 2 de Francisco Navacerrada. De su interior, con el volumen de la radio a toda pastilla, se oye a Enrique Morente cantando por malagueñas unos versos de El niño yuntero, poema de Miguel Hernández: “Carne de yugo, he nacido / más humillado que bello, / con el cuello perseguido / por el yugo para el cuello”. Es 30 de octubre, día del nacimiento de Miguel Hernández, bajo el amable signo de Libra, en contraste con el verso del poeta en el poema Me llena el corazón: “Yo nací en mala luna”.

Carlos Rodríguez Eguía

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