Humor



Diciembre 2018.

Síntesis de una novela negra escandinava

Entradilla:

La novela negra está de moda en España. En la novela negra americana aparece un detective privado duro, que tiene una cliente rubia y bebe mucho whisky; en la novela negra francesa, un comisario del Quai des Orfebres, que siempre anda por un París de cielos nublados y encuentra un cadáver en el Sena; en la novela negra española, unos investigadores de la Guardia Civil que descubren chanchullos de corruptos, o un Pepe Carvalho, que se va al Eixample. Pero el máximo de la moda, entre nosotros, la acapara la novela negra escandinava. El éxito de ventas y versiones cinematográficas de la tri(ahora penta)logía de Millenium es la mejor muestra de ello. ¿Y qué cuenta la novela negra escandinava? He aquí, para una mejor comprensión, su síntesis.

Texto:

Miró a la chica que imaginaba asfixiar a su padre con una bolsa de Konsum. Adivinó que sus sueños eran consecuencia de las violaciones a las que la había sometido su padre cuando era un bebé…

Christianson entró en el Hotel Västeräs después de salir del Dressman de Kungsgatan y comprarse un cepillo de dientes. “¡Mierda!”, masculló al ver besarse a dos lesbianas…

Erik se tomó un café…

A Marika no le gustaban los muebles de Ikea. Por eso bajó de su Volvo y aprovechó un descuido de los de seguridad para prenderle fuego a la tienda. Seguidamente llamó al móvil de Nikklas para montar una cama redonda…

Mientras tomaba un café se fijó en la chica que tenía cara de soñar en tardes con gloriosas puestas de sol en Estocolmo, y adivinó que un miembro del Gobierno, en Stallarholmen  disfrutaba abusando de ella practicando el bondage

La habían llamado puta. No le importó. Después de aparcar el Saab subió a su apartamento, entró en la cocina, puso en marcha la Jura Impressa X7 y se preparó un café…

Christianson dudó entre hacer el amor con la rubia Sonja o con el moreno Gunnar. Luego pensó que lo mejor sería decidirlo echando una moneda al aire frente al lago después de tomarse un café…

Lars Wilhem Donaldson, mientras degollaba a Marietta en Gosseberga, pensaba que lo mejor sería ir a tomar un café con Christianson en cuanto la hubiera enterrado…

Las lesbianas se abrazaron, divertidas, después de desmembrar con la sierra eléctrica al  recaudador de Hacienda porque las había interrumpido cuando hablaban del teorema de Fermat…

Sandberg cerró su eBook y le preguntó al asesino reclutado en Finlandia: “¿Te apetece un café?”…

Se tomó un café…

Se tomó otro café…

CALÍN


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