Los vecinos y la solidaridad

Cuestionario_diciembre

Los vecinos y la solidaridad


Las Navidades tradicionalmente suponen un aumento de las iniciativas solidarias. ¿Debería ser así todo el año?


Roberto Blanco / África Martínez

No decimos nada nuevo cuando apuntamos que las Navidades, por su naturaleza, son una época en la que se multiplican las iniciativas solidarias, que son recibidas por la ciudadanía con una mayor predisposición a ayudar a los demás. Pero la pregunta que subyace es si esto debería ser así todo el año, especialmente en la situación de crisis que atravesamos. Queríamos saber qué opinan los vecinos, y por eso le hemos dedicado el cuestionario de este mes.

La primera pregunta ha sido cómo valoran los encuestados la situación actual de las familias españolas, tras varios años de crisis, especialmente con la llegada de las Navidades. Luis Segundo Lorente opina que “al contrario de lo que afirma la propaganda gubernamental, la situación actual de las familias no está mejor, y cualquiera que mire datos objetivos puede darse cuenta. El paro sigue a niveles insoportables, pensionistas y enfermos crónicos pagan por sus medicamentos, han recortado las becas, las ayudas a los dependientes, la prestación de desempleo, las ayudas sociales, los gastos sanitarios y educativos, han subido las tasas universitarias, la justicia ha dejado de ser gratuita… Y esto solo son pequeños ejemplos que demuestran que las familias no están mejor. Y ahora que se acercan las Navidades, muchas familias tienen que elegir: o consumir o desendeudarse”.

Para Carmen A. Cabrera, “la situación de las familias españolas, tras varios años de crisis, me parece que es nueva. Si hablamos de la clase media, teníamos trabajo y no sentíamos ninguna inseguridad para buscar otro en caso de querer cambiar; nos imaginábamos que seguiría igual a futuro, nunca pudimos imaginar esta situación inestable y de falta de protección por parte del Estado. Todo esto nos ha hecho dejar de consumir, primero por no poder, y segundo al caer en cuenta de que vivíamos en un mundo cuyo sentido estaba dado por la obtención de objetos. El haber estado 5 años sin poder consumir artículos de deseo, y no necesidad, nos ha hecho tomar conciencia de lo que está pasando y nos ha dado otro tipo de referencias: los seres queridos han cobrado su real importancia nuevamente, así como los amigos, y los vecinos. En resumen, la gente es lo que importa”. Luis Escobar piensa que “para el que tiene trabajo es una Navidad más; para el que arrastra una situación de desempleo es un drama enfrentarse a estas fechas con toda la explosión de publicidad que refuerza su frustración”.

Elena Romero ve que “a las familias que mantienen la situación de antes de la crisis les va igual, pero las familias afectadas lo están pasando muy mal: hay mucha gente que esta siendo obligada a prescindir de cosas básicas como calefacción, alimentos, y los regalos ni se plantean”. Bernardo Samaniego, por su parte, lo ve “bastante mal para cerca de 1.500.000 personas en este país vendido a la especulación de una economía fantasma”. Finamente, Mugur Chiujdea opina que “las cosas han cambiado en todos estos años de crisis, la gente se ha vuelto más solidaria y ha redescubierto valores algo olvidados”.

Abordamos ya directamente el tema de la encuesta, la solidaridad en Navidades y si sería necesaria todo el año. Luis Segundo nos dice: “toda iniciativa que surja de la sociedad civil para ayudar a quien lo necesita es algo positivo, no solo en Navidad. El hambre es el mismo sea 25 de diciembre o 25 de junio. Pero estas iniciativas no deben sustituir a las Administraciones públicas. Es imprescindible que el ayuntamiento de Madrid apruebe cuanto antes un plan de acción contra la exclusión social, la pobreza y la marginación, porque para eso existen los fondos de emergencia. En la aplicación de ese plan pueden participar las ONG, que son las que mejor conocen estas terribles realidades. Es obligación del Estado evitar que haya exclusión social; y no como mera propaganda en las Navidades, sino todo el año”. Carmen opina que “la solidaridad es buena siempre: siempre es mejor dar que recibir, al hacerlo uno se siente bien con uno y con el otro, es una especie de reconciliación con el mundo”. Luis ahonda en lo que hay detrás: “nos encontramos en un sistema económico que excluye al débil.

Esta solidaridad puntual es maquillaje para tapar las secuelas de una enfermedad grave”. Elena: “El espíritu y la acción de ayuda mutua debería formar parte de nuestra vida diaria, estar dentro de nuestro día a día, de nuestro proyecto de vida. Yo no puedo ser feliz sabiendo que hay una sola familia o persona que lo esté pasando mal”. Bernardo: “La solidaridad es algo que debe surgir en todo momento de la vida, y no solamente en determinadas fechas institucionalizadas en el consumismo y el lavado de conciencias”. Mugur opina de forma similar: “es bueno que la Navidad está redescubriendo estos valores, pero creo que la solidaridad es un valor esencial de nuestra sociedad que tenemos que transmitir a nuestros hijos desde pequeños”.
Finalmente, ante la actualidad generalizada de los casos de corrupción, preguntamos si ven relación entre éstos y la crisis. Bernardo es categórico: “No solo lo pienso, sino que lo afirmo y reafirmo”. Luis Segundo precisa: “Relación de causa-efecto yo creo que no. Lo que sí creo que ha cambiado esta crisis es la percepción y la sensibilidad ciudadana ante esos casos.

Todos conocemos políticos implicados en casos de corrupción que han sido reiteradas veces elegidos en las urnas. Puede ser que a partir de ahora la corrupción sí penalice electoralmente. Pero yo creo que los políticos son la representación de la sociedad. No son muy distintos a los demás, y la corrupción viene desde la base. Se estima que 1 de cada 4 españoles defrauda a hacienda. Entonces, ¿de qué nos extrañamos? Yo creo que hay dos elementos que pueden evitar que se generalice: el primero, la educación en valores democráticos y sociales; y el segundo, la legislación en esta materia. Con una buena legislación se evitaría mucha corrupción”. Carmen: “es la crisis de un sistema que se basa en la deuda, en los préstamos para seguir creciendo a medida que se endeuda, y un sistema así tiene un límite y revienta. El dinero de un país es producido por los que trabajan, pero la bolsa lo coge, y esa energía la revende aumentando su precio y llevándose los beneficios mientras los trabajadores cada vez son peor pagados. Esto no puede seguir así”. Luis opina: “Creo que la corrupción se puede adjetivar de salvaje en concordancia con el sistema económico imperante que en este momento sufrimos”.

Elena ve posibilidades de cambio: “la crisis es el resultado de lo hecho hasta el momento, que ha estallado y nos da la oportunidad de cambiar lo que hasta ahora no hemos querido”. Concluye Mugur: “parece que la crisis no ha hecho más que revelar que el sistema era muy corrupto y que ya no hay tanto dinero para mantenerlo”.

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