Dolor físico y sufrimiento mental



EDITORIAL. Julio 2017.

El ser humano también aprende por hacer, y en la medida en que hace aprende. Una persona aprende a escribir a máquina en tanto ejercite sus manos, y así, por acierto y error, va perfeccionando sus movimientos. Es por la acción que se aprende. El hecho mismo del pensar es una acción primaria de la conciencia. Desde luego, no es lo mismo pensar divagando que pensar con dirección. El hecho de pensar con dirección implica ya una acción en la conciencia. Y si me propongo dejar de pensar y hacer el vacío, acciono en esa dirección.

De este modo, una persona puede no saber una cosa, pero en la medida que trabaja en el punto en cuestión, su experiencia se enriquece y de este enriquecimiento surgen ideas y éstas se aplican nuevamente sobre el punto. En este sentido, el ser humano ha crecido con respecto a otros seres vivos. Ha crecido al confrontar con el dolor de su propio cuerpo tratando de lograr calor, abrigo, alimento, y al prever las futuras injurias físicas con que la naturaleza ha agredido a su debilidad. De ese modo, ha transformado a la naturaleza, por acierto y error. Ahora debe equilibrar el desajuste... siempre actuando, aprendiendo y creciendo.

El ser humano ha tenido sufrimiento con su confrontación con la naturaleza, hoy mismo lo tiene, pero también hemos de recordar que por este sufrimiento ha aprendido. El progreso en realidad ha sido una rebelión contra el sufrimiento, contra la muerte; el motor de la historia humana ha sido la rebelión contra la muerte. Desde luego que el hombre ha sufrido enormemente.

Sabemos que hay una gran diferencia entre dolor y sufrimiento. El dolor es físico, y este dolor será superado cuando la organización social y la ciencia se desarrollen suficientemente. En efecto, el dolor físico puede ser superado. La medicina lo corrobora, el progreso social nos lo demuestra. Pero una cosa muy diferente es el sufrimiento mental. No hay ciencia ni organización social que puedan hacer superar el sufrimiento mental. El ser humano ha ido creciendo en la medida que ha logrado superar mucho de su dolor físico, pero no ha ido superando su sufrimiento mental. Y la gran función con que han cumplido los grandes mensajes y las grandes enseñanzas radicó en hacer comprender que para superar el sufrimiento se requieren condiciones muy precisas y nada podemos decir ahora sobre ese punto. Ahí están las enseñanzas, y así como están las respetamos.

Pero en este mundo de lo perceptual, en este mundo de lo inmediato, en este mundo de agregados para la conciencia, en donde la percepción ilusoria y la memoria ilusoria dan en mí una conciencia ilusoria y una conciencia del yo ilusorio; en este mundo en que provisoriamente estoy sumergido, en este mundo hago las cosas para que se supere el dolor y trato de que la ciencia y la organización social tomen una dirección que termine en el mejoramiento de la vida humana. También comprendo que cuando el ser humano necesite realmente superar el sufrimiento mental, habrá de apelar a comprensiones que rasguen el velo de Maya, que rasguen la ilusión. Pero el recto camino debe transitarse en lo inmediato: en la compasión, en ayudar a superar el dolor.

 

 

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