Cartas de Miguel Hernández a José María de Cossío






CARLOS RODRÍGUEZ EGUÍA. Enero 2019.





De las 14 misivas
escritas  a  su amigo Cossío, desde 1935 hasta 1939, según
el volumen II de Miguel Hernández. Obra
completa
(2010), que contiene su correspondencia, una no está fechada, pero
posiblemente sea de 1939. Se la entrega el excarcelado José Echániz, compañero
de Hernández en la prisión madrileña de la calle de Torrijos. En ella le pide a
Cossío que consiga un trabajo en Espasa-Calpe para el portador de la carta. Es
admirable la humanidad del Hernández encarcelado, preocupado por los demás.
Confirma la idea de la generosidad de Cossío, en la que confiaba el autor de la
carta.





Las misivas escritas a
Cossío, como el resto de la correspondencia de Hernández, no son literarias en
el sentido de que no son de escritura creativa, donde se mezcla ficción y
realidad, como en el caso de G. A. Bécquer, autor de Cartas literarias a una mujer (1860-1861) y Cartas desde mi celda (1864), publicadas en el periódico El Contemporáneo. Hernández trata temas
cotidianos. En todas, muy personales, pide algo. En la primera (Madrid,
14.07.1935), con membrete de “Espasa-Calpe, Ríos Rosas, 26”, le desea un feliz
verano y le pide algún encargo para poder ir a su tierra alicantina, para no
derretirse “como un cirio pascual”. De ahí, la despedida: “Le abraza fríamente,
para no acalorarse más”.





En carta del 19.04.1936,
desde Orihuela, alude a cuando ambos fueron detenidos, en la madrileña Ciudad
Lineal, por unos milicianos. Cossío no llevaba la documentación en regla; pero
un salvoconducto de Hernández les permite marchar libres. El 20.05.1939  escribe una tarjeta postal desde la mencionada
cárcel de Torrijos, pidiendo a Cossío que haga lo preciso para visitarle y
diciendo que puede ayudarle. Cuando intentaba exiliarse, le habían detenido en Portugal
por indocumentado y le encarcelaron en Madrid. Insiste en solicitar ese gran
favor “por nuestra amistad, nuestra familia y nuestra poesía”. Encabeza la
carta: “Querido primo José María”, aunque solía dirigirse a Cossío como
“querido amigo”. Era norma que los prisioneros escribieran textos breves y
exclusivamente a familiares.





Desde agosto de 1936 a
abril de 1939, escribe desde Orihuela, salvo una carta del 14.03.1939 desde
Cox, en la que agradecería que Cossío atendiera económicamente a su mujer e
hijo, ya que su situación “es de bastante cuidado”. Se agradece que haya
personas cuya bonhomía mueve a confiar en ellas, como se ve en las cartas de
Hernández a Cossío.



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