LA GOLONDRIZ

Aditivos

LA GOLONDRIZ

 

Las dos amigas empezaron a picotear lo que se habían servido de aperitivo. Y se pusieron a charlar de las cosas que se llevaban a la boca.
— Oye, este paté está exquisito.
— Desde luego. ¿No has visto la etiqueta? Lleva emulgente E-450 a. c.
— Chica. Pues da el pego. Yo creía que lo que tenía era potenciador de sabor E-621.
— No. El potenciador de sabor está en el caviar de esos canapés. Y además, entre otros aditivos, le ponen caseinato.
— ¡A mí es que los aditivos me chiflan!
— Como que son la sal de nuestra alimentación… Prueba, prueba esos montaditos de mortadela… El sabor que le notarás al fondo, no creas que es del tocino, que ahora el tocino no sabe a nada: es de conservante E-202.
— Hum… Es cierto. No obstante, de los conservadores, yo prefiero el E-250.
— ¡No tienes mal paladar, hija! ¿Y qué me dices del E-252?
— El conservante E-252 es que está para chuparse los dedos.
— Toma esta galletita con pasta de anchoa. Más que a anchoa, su sabor es del aditivo E-252.
— Tienes toda la razón… ¿Y estas cositas de color rosado?
— Son salamis y batidos de queso, que deben su atractivo aspecto a los colorantes E 120 y 1241.
— Los colorantes en cuestión convierten estas chucherías en auténtico bocatto di cardinali.
— ¿Y qué me dices de los embutidos y los congelados cargados con antioxidantes?
— ¡Que eso es comer, y no la cocina mediterránea!
— Y pensar que nuestras madres se alimentaban de cosas sin emulgentes, ni colorantes, ni potenciadores de sabor…
— Las pobres no saben lo que se perdieron.
— No…