Los vecinos y la universidad

ENCUESTA

Los vecinos y la universidad


Así se ve en el barrio esta opción formativa y las ‘salidas’ que en la actualidad ofrece


ROBERTO BLANCO / ÁFRICA MARTÍNEZ

Con el anuncio de la nueva reforma universitaria aún “calentito”, hemos querido saber cómo ven nuestros vecinos la actualidad de esta opción formativa y las posibilidades laborales de los nuevos titulados.

Empezamos preguntando por las salidas laborales que pueden encontrar los jóvenes una vez terminada su formación. Juan José Hernández las ve “mal, cada vez son más precarios los contratos. No hace muchos años, un joven con carrera técnica podía ganar alrededor de los 1.500€ nada más terminarla; hoy se pagan sueldos que están en la mitad y con condiciones de trabajo inferiores. Y si vamos a la formación profesional, es parecido: seguimos en contratos precarios, y eso después de patearte las calles y mandar currículos a todo el mundo”. Álvaro Paradela es más optimista: “venimos de años muy malos, pero la situación ha mejorado y podemos afrontar el futuro con mayor optimismo. No debemos perder ni un minuto autocompadeciéndonos, sino reflexionar sobre qué podemos hacer nosotros. El futuro está hecho para quien tenga iniciativa y sepa reinventarse”. Sara Charco cree que “hay muchas salidas para personas que realizan una carrera universitaria, pero no son accesibles a la gente joven que acaba de terminar.

La mayoría de las empresas ni siquiera mira tu currículo si no has hecho prácticas antes de acabar la carrera. Aparte, tienes que saber al menos dos idiomas, manejar el ordenador como si hubieras nacido con él o conocer programas informáticos de los que jamás te hablaron en la carrera”. Juan Jiménez, por su parte, piensa que “la situación está bastante fastidiada para los jóvenes”. También Rafael Bravo, que opina que “vemos difícil trabajar según terminamos la carrera en algo relacionado con la misma. En primer lugar, el Estado no fomenta el trabajo relacionado con la mayoría de las carreras. En general, las empresas buscan lucrarse a través de las actividades, por lo que no hay interés, por ejemplo, en la inversión en yacimientos arqueológicos, en crear empleo para matemáticos, filósofos, historiadores, biólogos, etc. Quizás las carreras que tengan más salidas sean las relacionadas con economía y administración y dirección de empresas. Por tanto, muchos jóvenes nos planteamos irnos fuera de España a trabajar de lo que hemos estudiado”.

¿Piensan que esta situación mejorará? Juan José opina que “en principio no va a mejorar, pues ahora lo principal es tratar de recuperar la economía, amparándose el Gobierno en los dictados de Europa. Se hacen unas leyes a medida del que más tiene, y eso no favorece al trabajador joven, que esclavizándose en trabajos basura malamente puede independizarse. Ahora bien, creo que esto también nos sirve para tomar conciencia”. Álvaro, sin embargo, nos dice: “desde mi experiencia puedo decir que la situación ya está mejorando. Hace unos meses creé un estudio de arquitectura y diseño, y cada vez percibo más movimiento en el sector. Las políticas en favor de la contratación y del emprendimiento están teniendo efectos muy positivos que irán a más”. Sara espera “que mejore en unos años, porque si no España va a perder muchos jóvenes talentos, ya que casi la mitad de las personas en paro son jóvenes con carrera”. Juan considera “difícil predecir con el cambio que estamos viviendo políticamente”, y Rafael piensa que “la situación puede llegar a empeorar, pero también mejorar. Puede empeorar si se sigue en esta línea, en la que el Estado es un instrumento de las empresas privadas. Si se sigue así, habrá trabajo, pero no un trabajo digno. Sin embargo, la situación puede cambiar: habría que dar un giro de 180º y volver a invertir, no solo en las actividades lucrativas, sino en otro tipo de cosas que promuevan el fomento de la cultura, la investigación, etc.”.

Terminamos pidiendo una valoración de la anunciada reforma universitaria. Para Juan José “es más de lo mismo: el Gobierno nos vende que al hacer un curso menos abarata el coste, pero además se disminuye la calidad al concentrarse toda la carrera en tres años. Si uno quiere acceder a trabajos dignos, tendría que hacer los dos másteres que proponen a cuenta del bolsillo propio, y entramos ya en la enseñanza privada. Una vez más, filtros para dejar a gente en la cuneta”. Álvaro, en cambio, la valora “positivamente. En el modelo antiguo existían diplomaturas de 3 años, que al convertirse en grados pasaron a 4, con el consiguiente coste añadido. Dar a las universidades la libertad de volver a comprimir a 3 años algunos de los grados es una buena medida. Además, para ejercer la gran mayoría de las profesiones no es necesario máster”. A Sara le parece que “es lo mismo que había con el Plan 2000, el anterior al actual (Plan Bolonia), pero más caro por el máster. En el Plan 2000 tenías la posibilidad de una carrera técnica (3-4 años) o de una superior (5-6 años), que es igual que lo que van a poner, ya que también tenías la posibilidad de acabar una técnica y luego hacer la superior haciendo solo los últimos dos cursos. Teniendo en cuenta que las carreras superiores tienen un precio parecido a las técnicas y los másteres tienen precios de máster, en algunos casos hasta duplica la tasa”.
Rafael la considera “una reforma negativa. Hay que tener en cuenta que hace no muchos años las carreras eran de 5 años. La reducción a 4 años ya hacía difícil hacer frente a toda la materia que tiene cada asignatura. Reducirla ahora a tres años lo hace inabarcable, y debería, al menos, consultarse entre los estudiantes y profesores. Es una reforma que no busca ni ayudar a los alumnos ni mejorar su profesionalidad al acabar la carrera”.


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