‘Debería haber mejores condiciones para los músicos’

Felipe Ajenjo Álvarez, director y propietario de la escuela de música Academia del Arte

En marzo les aproximamos a Felipe Ajenjo Álvarez, de 42 años, director y propietario de la escuela de música Academia del Arte. Es un apasionado de la música que comenzó su trayectoria con una pequeña academia hace 13 años en la calle Génova de Madrid. Con el paso del tiempo y debido a su crecimiento, la trasladó al Distrito Salamanca y actualmente se encuentra en la calle Ayala 110.

Lleva 30 años tocando la guitarra, desde los 12, y ya con 16 empieza a formar parte de varios grupos musicales. Su amor por la música le inspira a fundar Academia del Arte con la intención de que los alumnos no solo aprendan a tocar un instrumento, sino que también ensayen con sus compañeros formando grupos musicales creando un espacio de amistad y convivencia. Su objetivo es fomentar que los alumnos puedan vivir y disfrutar la magia de la música en conjunto, tal como él lo ha hecho a lo largo de su vida.

En sus palabras, ¿quién es Felipe Ajenjo Álvarez?

Felipe Ajenjo es el director de una academia de música, padre de una hija de 12 años, marido de una mujer maravillosa y amigo de todos sus amigos, que se siente afortunado del trabajo que tiene y de la gente que lo rodea. Con una personalidad entusiasta, hiperactiva y motivada, es un apasionado de la música y que pone un 100% de dedicación y compromiso en cada cosa que emprende.

De su trayectoria musical, ¿de qué momentos guarda los mejores recuerdos?

Muchos de los mejores recuerdos que tengo en la música son de los comienzos con mis primeros grupos o tocando en pequeñas salas yo solo, pero los recuerdos más emotivos los he vivido en la academia, sobre todo en el momento de la pandemia, cuando tuvimos que hacer las clases y los conciertos online, en los que tanto los profesores como los alumnos hicieron que todo fuera menos duro.

¿Y cuál ha sido el mayor reto?

Sin duda el momento de la pandemia ha sido un reto increíblemente difícil de llevar. Fue dificilísimo conseguir mantener un negocio en esas condiciones y conseguir que se pudiera superar. En la academia somos como una familia profesores y alumnos, y gracias a ellos he conseguido estar hoy con la academia abierta.

¿Qué es lo que más le satisface de su labor?

Cuando monté la academia lo hice por mi pasión por la música, pero con el paso de los años la cosa más bonita e importante es que creo que hemos conseguido trasladar ese amor a otros y sobre todo crear un familia de 400 alumnos en la que se han formado nuevas amistades, muchas vivencias, muy buenos momentos e incluso parejas que han tenido hijos…

¿Cómo ve el panorama musical en Madrid?

Lo cierto es que es un poco desolador, ya que cada vez hay menos salas de conciertos y es más difícil tocar. Cuando una persona externa a este mundo se imagina el mundo de la música piensa en artistas que llenan estadios, pero la realidad de la música no es ésa, y se debería apoyar a muchos músicos que se dejan los cuernos para intentar vivir dignamente de lo que es su profesión. Debería haber mejores condiciones para los músicos.

¿Proyecto o proyectos en los que participa actualmente?

Actualmente los dos proyectos que más me ilusionan, aparte de la academia y los colegios, son por un lado un campamento de verano que vamos a empezar este verano en colaboración con Isadia y Nuestra Tierra, que es una granja escuela de la que es dueño Jorge Blas, alumno y amigo, que me hace mucha ilusión por hacerlo con él; y por otro lado la colaboración tanto de la academia como a nivel personal con ASION, que es una organización que da apoyo a los niños y familias de los niños con cáncer. Hacen una labor increíble y es un privilegio poder colaborar con ellos.

Aspiraciones a futuro, u otros propósitos…

Mi única aspiración es que todo siga igual, porque me encanta mi familia y me encanta mi otra familia de la academia. Soy una persona afortunada, y a futuro me gustaría seguir siéndolo.

Para terminar, ¿cómo es su relación con el Distrito Salamanca?

Mi relación con el barrio es una maravilla. Desde que monte la academia aquí hace diez años solo puedo tener buenas palabras. Hay mucha gente increíble de todas las edades, amables, divertidos… Y los pequeños negocios que estamos en Barrio Salamanca intentamos que se mantenga la vida de barrio que hay en todas sus calles. La mejor decisión que tomé fue venirme a este maravilloso barrio a montar mi academia de música.


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