CINE. ‘Trabajo extremo’

El arte del cine es especial: lo importante únicamente lo decides tú; lo relevante de eso que estás viendo, oyendo, sintiendo, pensando, te mantiene en tu asiento.

Hoy, para comenzar esta nueva etapa, me estreno con una película de acción, comedia y policiaca coreana. ¿Y por qué? Porque me parece completa, la segunda película más taquillera en Corea del Sur con más de 10 millones de espectadores en su segunda semana de exhibición, para público mayor de 12 años, muy internacional, atractiva y sin mayores pretensiones.

Trabajo extremo (2019), del director Lee Byeong-Heon (Seúl, 1970), narra de manera superdivertida la historia de un escuadrón policiaco al que, estando a punto de ser deshabilitado por su mala suerte y poca pericia para atrapar delincuentes, se le da una segunda oportunidad.

La película comienza cuando el escuadrón intenta arrestar a un traficante de drogas y desatan una serie de calamidades que permiten la huida del maleante, provocando el choque de 18 automóviles en pleno centro de Seúl; dando pie a la inminente desarticulación del equipo policiaco.

La oportunidad para salvar la unidad se da cuando el escuadrón instala un puesto de vigilancia en un restaurante de pollo frito con pocas ventas, frente al escondite del archibuscado narcotraficante Lee Moo-Bae (Shin Ha-Kyun). El capitán Go (Ryoo Seung-Ryong) ve la oportunidad de comprar el negocio como tapadera y convence a la detective Jang (Lee Ha-Nee), Ma (Jin Sun-Kyu), Young-Ho (Lee Dong-Hwi) y Jae-Hoon (Gong Myung) para reivindicar el nombre de cada uno de ellos.

Ma es asignado el chef del negocio, dado que su familia tenía un puesto de costillas en salsa especial. Esto hace que los pollos sean todo un éxito y crea todo el desarrollo de la cinta. Así los cinco detectives desarrollan un rol en el restaurante de pollo frito, incluyendo el malhumorado que tiene que ir a comprar más verduras y cerveza. La detective Jang es la única chica, pero como si fuera uno más de los chavales.

Es importante mencionar que los villanos están muy bien descritos, sin caer ni en excesos ni caricaturas: Lee Moo-Bae, un capo urbano, aliado con un vulgar distribuidor, Oh Jung-Se (Ted Chang), que hacen frente al escuadrón de Go con su letal guardaespaldas Sun-Hee (Jin-Hee Jang).

Es una película que incita al hambre, pero Trabajo extremo no es tan tonta como parece; tampoco es simplona o de humor vulgar. El director Lee Byeong-Heon y el coguionista Bae Se-Young se esforzaron para encontrar más de un ángulo para narrar una nueva historia de humor policiaco.

El guion hace su trabajo y también nos plantea una crítica social: escasas retribuciones a los servicios públicos —tanto que el escuadrón aprende a atender el servicio de restauración—, el crimen y violencia de las grandes ciudades —crimen organizado con amplias redes—, el apego a las tradiciones y buenas costumbres por buena parte de la población, reflejada en la unidad de química variopinta de los personajes. Humaniza a los protagonistas, se toma su tiempo para explicarnos quiénes son, de dónde vienen; que sus errores no son por incompetencia, sino errores humanos, por ejemplo la historia del Capitán Go y la relación con su mujer y la preocupación de ésta para que su marido esté vivo.

Aun con cambios de ritmo, es una muy buena película de humor y reflexión que vale la pena ver con familia o amigos comiendo palomitas. Seguramente la volvería a ver y espero la segunda parte, aunque por el final no creo que sea posible.

ANA ÁLVAREZ 


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